La pobreza y el hambre se agravan en todo el país y cada vez crece más la desesperación de millones de personas. Ayer un niño tucumano de la ciudad de Concepción lloró de hambre en el Concejo Deliberante y expresó “ustedes no hacen nada y nosotros nos morimos de hambre por su culpa”.

La escena deja en evidencia la dramática situación que esta atravesando la mayor parte del país y sobre todo las y los niños. Según datos del Indec en el segundo semestre del 2018 el 46,8% de los niños entre 0 y 14 años son pobres, y 10,9% son indigentes. Por lo tanto este es uno de los sectores más golpeados por las políticas económicas del macrismo.  

Las y los vecinos se habían acercado al recinto para manifestar su rechazo a los tarifazos de luz, que alcanzan hasta los 5 mil pesos por boleta. Además plantearon las problemáticas de desempleo y la necesidad urgente de que se de una solución inmediata.

El Concejo deliberante estaba tratando un proyecto para bajar la tasa municipal que se cobra en las boletas. Pero al parecer la perspectiva no es muy positiva, e incluso el gobernador Manzur no está dispuesto a habilitar los fondos necesarios para cubrir la tarifa social en el cobro de las facturas de luz.

Tucumán siempre se caracterizó por sus altos índices de pobreza y hambre, y en el último tiempo debido a la inflación y la perdida de poder adquisitivo, la situación se ha agravado. Representantes del FOL en esa región dijeron que “la negociación con el Ministerio de Desarrollo Social esta empantanada (…) había un compromiso de útiles escolares, equipamiento para merenderos, asistencia de mercadería, y puestos de trabajo  que no se esta cumpliendo”.

Además denunciaron que desde diversos espacios, como el Ingenio San Juan, y otros sectores de trabajadores se le vienen pidiendo reuniones al gobernador provincial y hasta el momento no ha recibido a nadie.

La situación de la provincia es el reflejo de lo que sucede en resto del país. Según datos del Indec el gobierno de Macri aumento la brecha entre ricos y pobres durante el 2018. De esta manera, el 10% de los hogares más ricos concentran el 32% de los ingresos, mientras que el 10% más pobre sólo el 1,6%.