En marzo los vecinos de El Caburé, Santiago del Estero, decidieron ponerle fin a la preocupante situación que vivían por la falta de acceso al agua. Denunciaron que la única fuente para acceder a la misma era mediante canaletas que recolectaban el agua de lluvia, y cortaron el acceso al pueblo en la ruta 16 por dos días a modo de reclamo. Ahora, gracias a esta medida, el pueblo llegó a un acuerdo con las autoridades y está renovando la planta potabilizadora.

Carlos es militante del FOL y participó de todo el proceso que llevó a que hoy más de 1000 familias tengan la posibilidad de tener agua potable en sus casas. Sobre la planta potabilizadora de El Caburé comentó: “Es una obra que se hizo en los ’70 que no se mantuvo, por lo que se terminó rompiendo. Ahora lo que se está haciendo es cambiar las cañerías, lo que quedaría de la anterior seria la cisterna, el tanque, se hace una ampliación de la represa porque quedaba muy chica. Es un sistema computarizado y bastante avanzado”.

Sin embargo, en los pueblos aledaños la situación sigue siendo crítica. Carlos denuncia que cerca de Monte Quemado, 30 km al noreste del pueblo, una comunidad de 250 o 300 personas se encuentra viviendo en ranchos de tierra y sin techo. Además toman agua de lluvia, que no tiene ningún tratamiento, utilizándola tanto para beber como para su ganado. Mientras tanto, en la perforación que tenían pensada hacer se encontró arsénico, y no reciben respuesta del Estado.

Por otro lado, en Pampa de los Guanacos, una de las ciudades más importantes de la provincia, la situación es la misma. Según Carlos, en el tramo de la canaleta que atraviesa El Caburé y llega a esta ciudad, es intervenido de manera ilegal por los sectores sojeros y ganaderos de la provincia, que dejan sin agua a más de 20.000 habitantes.

FOL en Santiago del Estero

La organización llegó a la provincia a mediados del 2017, y el 2 de agosto realizó su primera movilización.  Actualmente se encuentra en las localidades de El Caburé, Los Tigres y Las Lomitas.  En un principio, quienes se movilizaron eran tan solo 14 personas, hoy forman parte de la regional alrededor de 190 vecinos.

En este tiempo, han logrado conseguir 70 puestos de trabajo en panadería, huerta y costurería. Aunque trabajan de manera muy precaria debido a que no reciben maquinaria de parte del Estado, el trabajo en cooperativa constituye una ayuda económica para quienes lo llevan a cabo.