jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº2275
Frente de Organizaciones en Lucha » Novedades » 31 jul 2018

editorial

La criminalización de los derechos (y la solidaridad)

A un año de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado seguimos exigiendo justicia. Mañana a las 17 hs concentramos en Plaza de Mayo.


Hace 1 año desaparecían a Santiago. Un pibe sensible, militante de la solidaridad, uno más del pueblo excluido, reprimido, pisoteado, invisibilizado. La clase dominante, desde el gobierno y los medios privados, trató de imponer un relato apelando al “sentido común”, por ella misma construido durante tantos años: Aquel que lucha por sus derechos, en su afán de alterar el orden establecido (e injusto), es un subversivo, por tanto, es un terrorista y merece ser eliminado por medio de la violencia, como pasó con Rafael Nahuel, el joven mapuche asesinado por Prefectura. Idea implantada en el pensamiento mediocre argentino desde la última dictadura militar, donde decenas de miles resistieron con sus vidas la estocada final de esta oligarquía para consolidarse en el poder y ser definitivamente –por ahora, decimos nosotrxs- la única legítima para gobernar el país, por sobre las necesidades y derechos de la gran mayoría del pueblo que aquí habita.

Este “sentido común” recayó sobre la digna lucha y resistencia del pueblo mapuche que habita el sur del continente, sea del lado del Estado chileno o argentino. Pueblos que están en esos territorios desde mucho antes que los intereses europeos y los oligarcas de Buenos Aires y Santiago de Chile se lanzaran a conquistarlos a sangre y fuego, para repartirse las tierras, pagarse y darse el vuelto. Contra las y los mapuches afloran los nacionalismos, el fascismo, el racismo y todo lo nefasto que puede tener una clase social que encuentra con facilidad la unidad en el interés individualista de tener más a costa de las y los más pobres.

El gobierno sabía que el ajuste neoliberal iba a intensificar el conflicto social, por eso aprovechó esta situación para profundizar  su construcción del enemigo interno, doctrina nazi impulsada por los Estados Unidos en todo el continente para reprimir al pueblo organizado. De ahí que los encapuchados, los piquetes, la resistencia activa, son actos terroristas. Es decir, lo que hacemos las organizaciones sociales en la calle casi todos los días, en la lucha por trabajo, comida, vivienda y el reconocimiento y respeto de nuestros derechos y libertades políticas.

Y ahí viene el último decreto del empresario-presidente, de poner a las fuerzas armadas a luchar contra “el terrorismo” dentro del territorio argentino. Porque no les alcanza con las fuerzas matapobres de la Ciudad, la bonaerense, las provinciales, la gendarmería y prefectura. Vinieron por todo y ponen toda la carne al asador. Mientras, pasó un año de que desaparecieron y asesinaron a Santiago Maldonado, culpable por estar “donde no tenía nada que hacer”, como siempre se dice de las y los militantes que superan el individualismo y ven en la organización, en el colectivo, en la solidaridad, la única posibilidad de resistir y luchar para que se nos respete, a nuestras vidas, a nuestros derechos y libertades.

La resistencia y la lucha son en todas las calles y rutas del país.

Santiago presente.

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