La Plata
Taller de cine comunitario en barrio El Mercadito: contar para visibilizar y transformar
El espacio se propone que las y los pibes tomen las cámaras en sus manos para hablar en primera persona de sus historias y formas de ver el mundo. Ese es el puntapié para pensar la realidad que vivimos y la que nos gustaría vivir.
La experiencia de cine comunitario en el barrio El Mercadito de la ciudad de La Plata se propone como un lugar de encuentro y aprendizaje para las y los pibes del barrio. Allí, además de aprender herramientas técnicas y teóricas respecto a la utilización de una cámara, se busca poner a las infancias y la juventud como constructores de sus propios relatos y de sus propias historias.
El taller surgió hace alrededor de tres años, gracias a la articulación entre el frente estudiantil Cauce de Marabunta y el Frente de Organizaciones en Lucha. El vínculo entre ambas organizaciones es histórico, como así también la idea de la “coproducción” que se posiciona desde un paradigma distinto a la idea de “extensión” que plantea la Universidad. “Tenemos debates y cuestionamientos hacia cómo la Universidad ve el trabajo en los barrios con proyectos de extensión. Nosotres creemos que la Universidad no es una Isla y que no es la idea que se extienda y caiga en un barrio con su conocimiento iluminado, sino que creemos que la coproducción es un diálogo de conocimientos y de saberes” explica Camila, una de las militantes de la carrera de Cine que impulsa el taller.
Desde esta perspectiva comenzaron a pensar el espacio con compañeros y compañeras del FOL que se reúnen en el centro comunitario del Mercadito para trabajar y hacer la olla popular que garantiza el alimento para las familias del barrio.
Construir el taller fue un proceso, “no es que une va a un barrio y dice ‘quiero hacer esto’ y de repente caen las personitas” enfatiza Camila y agrega que “tampoco es que la propuesta de venir a grabar interpela de por sí o que la cultura interpela de por sí, sino que es necesario sentirnos parte de la comunidad e ir construyendo vínculos que trasciendan el taller”. Forjar confianza y grupalidad lleva su tiempo, por eso fue un trabajo de hormiga de acercarse a les vecines, contarles la propuesta y conocer a les niñes.
De a poco el espacio fue creciendo hasta llegar a tener alrededor de 30 pibis de distintas edades jugando e interactuando. Con proyecciones y dinámicas se fue abriendo el taller a la escucha de las propuestas que traían les niñes y jóvenes, por lo tanto no había una planificación cerrada sino algunas orientaciones que se iban modificando en la práctica. Camila cuenta que si bien trabajaron algunos conceptos tales como aprender a usar una cámara profesional, cómo generar imágenes, qué es un plano o una escena, las diferencias entre películas de ficción o documentales, también se iban amoldando a sus intereses.
El objetivo de fondo de la experiencia es aportar desde la cultura y el cine a repensar la realidad cotidiana, a poner el foco sobre por se viven tantas desigualdades y pensar otros horizontes posibles, problematizar las injusticias y poder contar las problemáticas que se atraviesan en los barrios populares y particularmente en las juventudes e infancias, desde la primera persona.
Hoy en día, cerca del 70% de niñes y jóvenes son pobres en Argentina; más de un millón se van a dormir sin comer; no existen espacios educativos, recreativos, deportivos y de enseñanza que les contengan y acompañen, sino que por el contrario solo se apunta hacia elles desde la estigmatización y la represión; muchos millones ni siquiera pueden pensar en la posibilidad de estudiar en una Universidad y que sus voces sean escuchadas. “Entonces no es solo generar cortometrajes donde se muestre esa realidad, sino aportar a transformar esa realidad y que sean cada vez más pibis que puedan poner sus ideas y tomar en sus manos las cámaras. No que solamente vayamos nosotres como estudiantes a mostrar su realidad, sino que elles puedan tomar la realidad en sus manos y puedan contar sus historias. Ese es el objetivo mayor” dice Camila.