lunes 04 de noviembre de 2024 - Edición Nº2468
Frente de Organizaciones en Lucha » Novedades » 2 oct 2024

El FOL teje redes comunitarias para luchar contra la desaparición de niñas y jóvenes

Ana Gamarra, integrante del FOL y también participante de la Red de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores que pelea contra la desaparición de niñas y jóvenes, viajó a Chaco y luego a Uruguay para fortalecer y visibilizar las redes comunitarias por los derechos de las niñas, niños y jóvenes.


El FOL y la Red de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores vienen hace años luchando contra la desaparición de niñas y jóvenes. Ana Gamarra, militante del FOL y participante de La Red fue invitada a un encuentro en Chaco y luego en Uruguay, para seguir fortaleciendo las redes comunitarias y visibilizar las problemáticas de los sectores populares.

El 13 de septiembre se realizó el encuentro internacional con la Red uruguaya ¿Dónde están las gurisas?, que busca a las chicas desaparecidas de Uruguay. Desde la Red viajaron una abogada, una directora de escuela, una trabajadora de salud de la salita y Ana representando a las organizaciones sociales para llevar la experiencia de organización con el protocolo de búsqueda de chicas desaparecidas y las redes que han armado en estos años.

“El protocolo se activa cuando nos envían un mensaje de que alguien desapareció y lo primero que hace la Red es comunicarse con la familia directa, madre o padre, que les cuenten qué pasó o que sospechan que pasó. Se pide permiso para difundir la foto y nombre y sale el comunicado o flyer de la chica desaparecida y después acompañan a hacer la denuncia si la familia está de acuerdo, a veces tienen miedo y no se hace. Luego se sigue difundiendo y contactando con redes conocidas que tenemos para poder encontrarla. Para ese momento las abogadas están llamando a todos los lugares para que se prenda la alerta”, explica Ana.

Cuando la joven buscada aparece la Red del Bajo Flores continúa acompañándola para que regrese a la escuela y brinda tratamientos psicológicos porque a veces las razones de la desaparición tienen que ver con situaciones de violencia familiar. “Por ejemplo hay chicas mayores que necesitan ayuda porque se fueron por necesidad económica, entonces nos ponemos a tratar de conseguir un plato de comida y que puedan trabajar”, agrega Ana.

¿Dónde están las Gurisas? advierten que cuando las chicas son adictas a alguna droga las redes de narcotráfico se aprovechan de ellas. En ese sentido, Ana encontraba muchas similitudes con lo que sucede en los barrios populares de la Capital Federal.  

“Nosotras llevamos nuestra experiencia de cómo tejemos la red que nos avala, vinculamos a las escuelas, salitas y profesionales con las familias y entre todos, con las organizaciones sociales buscamos a las chicas que desaparecen. Si todo lo que nosotras hacemos no es efectivo, las chicas no aparecen, la última cosa que hacemos es cortar la calle con todos los vecinos. Siempre nos ha salido bien, aparecen. Teníamos a una chica ya en la frontera de Paraguay y nos la devolvieron”, cuenta Ana.

Al principio las integrantes de la Red de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores comenzaron siendo compañeras de militancia, abogadas y profesoras que buscaban chicas desaparecidas del Bajo Flores, y luego en la pandemia abarcaron otras situaciones como los problemas de alimentación, salud y violencias. A través de la empatía con las otras realidades y compartir saberes y experiencias, la Red de Bajo Flores continúa creciendo.

En ese marco es que también participaron del encuentro en Chaco. Allí, invitadas por comunidades indígenas a 100 años de la Masacre de Napalpí intercambiaron acerca de la penosa realidad social y económica que se vive en la provincia. Según la experiencia de Ana, la pobreza y la marginalidad son más graves que las que se viven en las villas y barriadas de Buenos Aires. “En las comunidades encontramos mucha mucha pobreza, antes recibían ayuda de alimentos y ahora no reciben absolutamente nada, en las escuelas no están pudiendo almorzar y no hay agua potable, los camiones cisterna van a dejarles baldes a la gente de la población. Básicamente mueren de hambre, tuberculosis y mal de chagas”, cuenta Ana.

Las comunidades indígenas buscaban difundir la continua falta de implementación de políticas públicas y el avance del desmonte habilitado por el agronegocio que llevan adelante empresas y los gobiernos. “Los están matando con enfermedades porque no acceden fácilmente a la salud, ese es el asesinato silencioso de las comunidades” dice Ana. Ante la necesidad hacen ollas comunes pero no dan abasto: “Muchas madres nos contaban que habían perdido a sus niños enfermos de tuberculosis y que cuando hay mal de chagas no pueden acceder a los medicamentos”

Tanto la experiencia en Chaco como la de Uruguay le dieron a Ana la posibilidad de conocer distintas problemáticas que impactan directamente sobre la vida de niñas, niños y jóvenes, y a su vez poder visibilizar como todas ellas se entretejen y son producto de múltiples falencias y desigualdades. El encuentro y el intercambio son fundamentales para compartir herramientas y para fortalecer las redes comunitarias que son esenciales para transformar estas realidades y luchar contra estos flagelos.

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