1 de mayo: la clase trabajadora continua en la calle luchando por sus derechos
En Argentina vivimos una avanzada neoliberal que pretende arrebatarnos todo lo conquistado. Por eso en unidad y en la calle exijamos un Paro Nacional activo y de lucha!
En la base del cráneo, comienza nuestra columna vertebral, una estructura complejísima que ordena nuestro organismo con una destreza asombrosa. La primera de las vértebras se llama atlas, como el titán que sostiene al mundo todo. Y la segunda se llama axis, que significa “eje”, precisamente porque permite mover nuestra cabeza de modo horizontal sobre un eje fijo. O sea, nos permite decir que no. Tan compartido es el gesto, tan a la base de nuestra humanidad, que en todas las culturas del globo lo entendemos de la misma manera. No es no. Esto es, a la base de nuestra constitución psicofísica, está el poder decir que no.
“Para empezar a pensar hay que aprender a decir que no”, dijo una vez David Viñas; y como esa porción de la población planetaria que hace siglos trabajamos para sobrevivir, venimos diciendo que no hace mucho tiempo. Las trabajadoras textiles dijeron que no un 8 de marzo de 1908, los compañeros anarquistas mártires de Chicago, dijeron que no en 1886 a la explotación indefinida de la jornada laboral. Las juventudes obreras y estudiantiles de los años sesenta y setenta, desde la militancia barrial, gremial y cultural, hasta la entrega convencida de les combatientes de las organizaciones armadas en Latinoamérica, toda esa generación, dijo que no al imperialismo, no a las dictaduras, no al genocidio.
En los noventas, al modelo neoliberal de hambre y desocupación que trajo el menemismo, los movimientos piqueteros dijimos que no. Las ollas populares dijeron que no al hambre, el corte de rutas dijo que no a la miseria planificada.
Hoy, seguimos diciendo que no. No fue una guerra, fue un genocidio, y no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. Hoy nos necesitamos entre todes, porque los mismos de siempre vienen por todo y no van a ceder con buenos modales. Necesitamos que entre todes podamos construir ese gran no colectivo que de una vez y para siempre nos permita a les trabajadores del mundo construir el sueño vivo de lo que queremos para nosotres y para la humanidad futura.
Bakunin prestó atención a ese complejísimo sistema de causas y consecuencias que existe incluso más allá de nuestra percepción, y lo llamó solidaridad. Hoy la solidaridad puede construirse como nuestra mejor arma. No se destruye la casa del amo con las herramientas del amo. Y la solidaridad es nuestra, es de clase, es entre compañeras, es con los compañeros, con les estudiantes, con las doñas, con los abuelos, con les pibis.
Hemos aprendido a reconocernos, es tiempo de organizarnos.
Por territorio, agua y una vida digna.
Larga vida a todxs lxs caídos en la lucha
Hasta la victoria final.
1 de mayo 2024, y por siempre a les trabajadores del mundo, salud!