Promotoras de género: "Es urgente que nuestro trabajo se reconozca y tengamos salarios dignos"
Compañeras de los barrios populares se organizan para dar respuestas a situaciones de violencia de género.
“Pagan al FMI a costa de nuestras vidas”
El endeudamiento con el FMI es uno de los ejes principales que motiva la consigna que los movimientos sociales feministas gritan cada #8M: “La deuda es con nosotres”. Ante la crisis social, económica y política que precariza especialmente la vida de mujeres y travestis es urgente que se reconozca el trabajo que las promotoras de género realizan en los barrios populares asistiendo a vecinas.
La acción de parar y llenar las calles con las movilizaciones busca exponer cómo la crisis económica, social y política así como la matriz extractivista lleva años erosionando las condiciones de vida de miles de migrantes, trabajadoras campesinas, fabriles, desocupadas, jefas de hogar, estudiantes, comunidades originarias entre otras subjetividades. Así lo expresa el comunicado del Frente de Organizaciones en Lucha que muestra cómo las mujeres y disidencias a diario cargan con el peso cultural, social e histórico de ser las responsables de las tareas del hogar, las cuales consumen todo su tiempo y energía y que además ni siquiera son reconocidas como un trabajo.
En el caso de las vecinas de los barrios populares indican que “se le suma el cuidado de nuestras familias y niñes, que genera que nos discriminen a la hora de conseguir un trabajo formal”. Lo mismo sucede con las promotoras de género del FOL y de otros movimientos sociales que exigen que se les garantice salarios dignos en reconocimiento por el trabajo de asistir, sostener y apoyar a mujeres y disidencias de los barrios populares que están atravesando situaciones de violencia.
Cinthia, promotora de género de Florencio Varela explica que esta tarea “se vuelve cada vez más compleja cuánto más ajuste y más dependencia económica se genera, si bien quizás la mayoría de las personas que acompañamos al menos tienen un Potenciar Trabajo, todes sabemos que no es suficiente. Y las compas vuelven al lugar de violencia, más cuando tienen niñeces que sostener”.
Con una inflación anual del 100% durante el 2022 “las mujeres siguen teniendo menor tasa de actividad, mayor desocupación, y cuando acceden al trabajo, lo hacen en empleos de menor calidad y en sectores de menor ingreso”. Y en el caso de las personas jóvenes, las mujeres “presentan una tasa de desocupación de 16,6 por ciento contra 14,3 por ciento en los varones”. Así lo muestra un informe del Observatorio de Género del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Desde las comisiones de género que trabajan a diario en la asistencia explican que no cuentan con los recursos necesarios para sostener todas las situaciones que se presentan. Luz, promotora de género de la Villa 21 24 del barrio de Barracas en Capital Federal explica que aún así la organización logra juntar a fuerza de rifas y trabajo comunitario para recaudar dinero para al menos costear el transporte para ir a hacer la denuncia y un refrigerio porque “no es entrar a la comisaría, denunciar y te vas”.
En cuanto al rol del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, las comisiones de género del FOL insisten que es “un ministerio de cartón” dado que “demasiadas veces no hemos sido escuchadas ni ayudadas, a veces por protocolo acudimos al Oficina de Violencia Doméstica y de muchos lugares de asistencia, pero somos nosotras las que tenemos que estar ahí y no bajar los brazos y hacer que cada uno de nuestros derechos se cumplan y perseverar; no nos queda otra que seguir”.
De igual manera Cinthia explica: “De nuestra parte, sabemos que los tiempos del estado son lentos y tratamos de apresurarlos un poco mediante la organización, yendo directamente con las compas a la comisaría, fiscalía o juzgados” y señala que al presentarse al sistema judicial “como personas organizadas nos ayuda a que la resistencia de la otra parte no sea tanta”
La deuda es con nosotras y nosotres
“Se está pagando una deuda ilegítima al FMI, empobreciéndonos, dejándonos aún más vulnerables ante la violencia machista, expuestxs a un sistema que nos mata todos los días, y que para pagarles nos recortan presupuestos y tampoco se generan políticas públicas que puedan contenernos”, sostiene Cinthia luego de salir de un plenario de delegadas donde trabajan los problemas coyunturales y planean una agenda de lucha para el 8 M.
En Florencio Varela, provincia de Buenos Aires este año se cumplen 5 años que no está Roxana Villalba, una joven a la que su mamá busca incansablemente con el apoyo de las organizaciones. “Las autoridades no se preocupan por eso, no somos prioridad en su agenda” dice Cinthia e insiste que “sí lo es el pagar al FMI a costa de nuestras vidas”.
Defender la construcción comunitaria feminista
Frente al lento accionar de la justicia, desde el FOL continúan generando espacios de cuidado para las vecinas. Dentro de la comisión de género de la regional que abarca Quilmes y Varela tienen una psicóloga para atender algunos casos. Además, cuentan con otra compañera que hace Reiki y la carta natal. Cuentan que esta terapia alternativa “a las compas realmente les sirve, si bien a veces nos quedamos cortas a pesar del esfuerzo que le metemos, este tipo de cosas ayudan un poco a sobrellevar años de violencia y poder entender que no están solas”.
Por su parte, Cinthia cuenta que “como Varela-Quilmes estuvimos generando talleres en las distintas comisiones de responsables para que tengan una base para intervenir en los casos, generamos talleres de promotoras, para que las compas tengan herramientas para enfrentar la violencia diaria. Y todo esto es trabajo no reconocido por el Estado, y es trabajo que debería hacer el Estado”.
La promoción en género es fundamental en un contexto donde asesinan a una mujer cada 32 horas pero aún así sufren la precarización laboral que también padecen las personas a las que asisten.
“Es urgente que nuestro trabajo se reconozca y tengamos salarios dignos” porque “son horas de trabajo que conllevan mucho más que ir a un espacio y trabajar, si no que a ese laburo se lo lleva a la casa, más el trabajo que ejercemos dentro de nuestros hogares” explica Cinthia.
El Programa de Empleo que perciben estas trabajadoras apenas llega a la mitad de la Canasta Básica Alimentaria y “el trabajo es a base de horas de explotación de un grupo de compañeras que sin ver la hora o día contestamos los mensajes, o craneamos cosas para ver cómo ayudar un poco más a las compas, cómo hacemos para concientizar dentro de las distintas asambleas, en los grupos de responsables, etc” explica Cinthia.
Por su parte, desde la comisión de género del barrio Villa 21 24 del barrio Barracas de Capital Federal explican que la situación en su territorio abarca la complejidad de que conviven mujeres y disidencias migrantes que muchas veces son ignoradas por el racismo de las instituciones del Estado. Este trabajo incluye la coordinación con centros de salud para el acceso a la ley de interrupción voluntaria del embarazo que aún el Estado no se encarga de garantizar.
“Como promotoras lo que brindamos es la escucha, tratar de acompañar las situaciones de salud o por violencia de género que está atravesando la vecina y tratamos de guiarlas en todo un proceso y que se dé cuenta obviamente de que como persona tiene derechos y hacer que se cumplan” cuenta Luz. En ese sentido, remarca que su rol no es solamente dar información, sino también ver que desde los organismos del Estado se actúe para remediar esa situación que padece la persona que están asesorando.