viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº2269
Frente de Organizaciones en Lucha » Novedades » 15 sep 2022

Memoria, verdad y justicia

Tras 16 años de impunidad, seguimos exigiendo aparición con vida ya de Jorge Julio López

La impunidad de las fuerzas represivas de la dictadura no se detuvo y siguió vigente en el regreso de la democracia. En un contexto de avanzada de discursos de derecha se hace necesario recordar quién es Jorge Julio López y por qué marchamos exigiendo aparición con vida ya, y juicio y castigo a los responsables.


El 28 de junio de 2006 Jorge Julio López brindó su testimonio en el marco del primer juicio que reconoció la existencia de un plan genocida en Argentina, y fue decisivo para condenar a prisión perpetua al represor Miguel Etchecolatz.

El 18 de septiembre de 2006 cuando “el viejo”, cómo también se lo conocía a López, se dirigía a los tribunales de La Plata para la audiencia de alegatos de la causa contra el genocida, fue nuevamente secuestrado. Al día siguiente, Etchecolatz fue condenado a cadena perpetua por los delitos de lesa humanidad cometidos contra López y otras personas.

Muchos años después, el 24 de octubre de 2014, Etchecolatz y otros catorce represores fueron condenados por delitos cometidos en el centro de detención clandestino de La Cacha. Mientras se leía la sentencia, el fotógrafo Leo Vaca tomó varias fotografías a Etchecolatz escribiendo y sosteniendo un papel, donde se leía "Jorge Julio López". La fiscalía nunca investigó ese indicio. A 16 años sin Julio López, la causa y la investigación permanecen frenadas. Etchecolatz falleció el 2 e julio de 2022 en cárcel común sentenciado ocho veces por genocidio.

¿Quién es Jorge Julio López?

Julio López nació en General Villegas en 1929 y trabajaba como albañil. Durante los ‘70, fue militante de la agrupación Juan Pablo Maestre del frente de masas de Montoneros, Juventud Peronista. Militaba en una unidad básica barrial del barrio platense Los Hornos, donde “llevaba a los pibes a jugar a la pelota”, como mencionaba en una de sus últimas declaraciones en el juicio contra el genocida Miguel Etchecolatz.

En ese testimonio también reivindicó la necesidad de la organización y la lucha: “Yo cooperaba con los Montoneros. Yo se lo digo derecho. Yo no me saco la venda de los ojos… Cooperaba con ellos porque, mire, fueron los únicos valientes que hicieron frente a 240.000 tipos que eran entre policías, soldados, marinos, prefectura, entre otros. Fueron los únicos 6.000 tipos que salieron a la calle”.

Para fines de 1974, la unidad básica tuvo que cerrar, aunque la militancia continuó por otras vías. El 27 de octubre de 1976, a sus 47 años, junto a otres militantes y activistas de Los Hornos fue secuestrado por las fuerzas represivas. Lo llevaron por varios Centros Clandestinos de Detención en donde lo amenazaron y torturaron: Cuatrerismo, Pozo de Arana, Comisaría Quinta y Octava; todos ellos bajo la órbita del director de Investigaciones de la Policía Bonaerense, el represor Miguel Etchecolatz.

Después de esos años de tortura, López fue puesto en libertad en junio de 1979. En las siguientes tres décadas después del inicio de la dictadura, Jorge Julio López escribió el horror que vivió. Tituló "Archivo negro de los años en que uno vivía adonde termina la vida y empieza la muerte" a los manuscritos con sus memorias de los días de cautiverio, que incluían planos y dibujos.

Ya entrada la democracia, un día estaba haciendo trabajos de albañilería cuando se encontró con Jorge Pastor Asuaje, un compañero de militancia que lo creía asesinado. Jorge tenía necesidad de contar lo que había visto, cómo fusilaron a sus compañeros y compañeras. Entonces Asuaje acercó a López al padre de Patricia Dell Orto para que le contara qué había pasado con ella. “Ahí empecé a tener contacto con más asiduidad”, dijo el amigo al que López le dejó sus manuscritos.

Al iniciarse los juicios, Jorge se constituyó como querellante en la causa del “Circuito Camps” y aportó datos centrales para lograr la primer condena de Etchecolatz, como jefe de la División de Investigaciones, responsable del operativo que derivó en la “Noche de los Lápices”, del funcionamiento de los 21 centros clandestinos de detención ubicados en la Provincia de Buenos Aires, y mano derecha del jefe de la Policía Bonaerense, Gral. Ramón Camps. Su testimonio fue clave en el esclarecimiento del paradero de otros compañeros desaparecidos y en la imputación de al menos otros 62 militares y policías involucrados.

Luego de su segunda desaparición en septiembre de 2006, estos papeles adquirieron otro valor, el de ser una prueba contundente en el juicio contra sus torturadores, en ser la voz obrera y militante que nunca va a poder ser callada. Así quedó desmostrado en mayo de este año con la condena a prisión perpetua a Garachico y Etchecolatz donde los testimonios de López y Nilda Eloy, fallecida en 2017, dieron cuenta de los crímenes de lesa humanidad cometidos por los represores de la bonaerense.  

16 años después, como todos los septiembres nos encontramos con un escenario de total impunidad por el cual se realiza una marcha para exigir la aparición con vida del compañero López, así como también reforzar la lucha por los derechos humanos, contra el negacionismo y el fascismo. 

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