En la Plaza Belgrano de San Salvador de Jujuy, en la plaza San Martín de Clorinda, Formosa, en el Obelisco para marchar hacia la Casa de la Provincia de Jujuy en Ciudad de Buenos Aires, y en cada plaza de la  provincia de Jujuy, de norte a sur, se llevará a cabo una concentración y movilización en contra de la criminalización de la protesta social que incita el Gobierno de Gerardo Morales.

En lo que significa una avanzada feroz principalmente contra las organizaciones sociales, políticas y referentes de izquierda, en las últimas horas se conoció el hecho gravísimo de la infiltración de la policía provincial para realizar tareas de inteligencia dentro de ellas.

En un amplio marco de unidad, diversas organizaciones sociales, entre ellas la UTEP, la CTA, el FITU, la Coordinadora de Organizaciones Populares, la UTEP Tosko, la Unidad Piquetera, la FNT y la CTA de Trabajadores y Autónoma denunciaron ayer lunes que en Jujuy el espionaje ilegal ordenado por Morales derivó en el armado de causas penales contra sus integrantes y allanamientos de casas, locales, comedores, merenderos y espacios comunitarios.

La investigación llevada a cabo por la Agencia Provincial de Delitos Complejos del Ministerio de Seguridad provincial se realizó sin autorización de un juez, generando mediáticamente la referencia de que las organizaciones sociales  son “asociaciones ilícitas” por el manejo de los programas de empleo, pero en su totalidad son organizaciones con trabajo comunitario, opositoras al Gobierno y sus políticas de ajuste que genera más pobreza en la provincia norteña.  

La pobreza en Jujuy, más precisamente en el aglomerado urbano Jujuy – Palpalá según registros del Indec del último semestre del 2021, marcó un 36,2% y afectó a más de 127 mil personas, mientras que la indigencia subió de 5,7% a 6,3% y afectó a 22.064 personas.

El Gobierno de Morales no resuelve esa problemática, por el contrario, esos números que indignan vienen de la mano de las paritarias que fijaron para trabajadorxs estatales por atrás de la inflación, los despidos que se profundizaron durante la pandemia, grandes beneficios para empresarios, la falta de obra pública e infraestructura para servicios básicos.

Las organizaciones sociales tuvieron un rol preponderante durante la crisis sanitaria generada por el COVID19, creando lazos solidarios, llevando un plato de comida a las familias de los barrios populares, y hoy aun lo siguen haciendo.

Por lo cual, no es casual este ataque furtivo, propio de épocas oscuras de dictadura. No es casual que sea contra quienes se manifiestan permanentemente en las calles, en la lucha por trabajo genuino, salarios acordes a la canasta básica y una vida digna.

Se espera una gran convocatoria para la jornada de hoy, que pueda alzar la voz en un clima represivo que desde hace meses se profundiza.