#rionegro #fiskemenuco
La Casita del FOL Ruka Newen abre sus puertas semana a semana
En Fiske Menuco, provincia de Rio Negro, la cuadrilla del comedor de la Casita del FOL Ruka Newen asiste a más de 200 personas por semana. “Creemos que la labor de quienes sostenemos merenderos y comedores requiere de un reconocimiento económico, porque estamos garantizando el acceso para vecinos, vecinas, niños y niñas a un derecho tan fundamental como la alimentación”, afirman sus integrantes en el marco del avance de la criminalización hacia organizaciones que sostienen tareas comunitarias.
FOL Río Negro
PIZZA CON PAPA FRITAS EN EL COMEDOR DE LA CASITA RUKA NEWEN
El viernes pasado cerramos la semana con un menú nuevo en el comedor de nuestra Casita del FOL Ruka Newen, en el barrio de Alta Barda: ¡pizza con papa fritas! Nuestras compañeras de esta cuadrilla, se encuentran todos los días bien temprano para poder recibir al mediodía a las 214 personas que se acercan por semana en busca de un plato de comida.
Esta cuadrilla fue una de las primeras de nuestra organización en Fiske Menuco, el sostén de merenderos y comedores es para las organizaciones sociales una de las principales tareas que desarrollamos en los territorios.
De hecho, en el marco de la pandemia, el Gobierno señaló que éramos esenciales en los barrios populares, pero eso nunca significó un reconocimiento económico de nuestra labor en la primera línea contra el covid-19. Ese mismo Gobierno que resaltaba nuestro trabajo en la pandemia, es el mismo que hoy nos criminaliza y señala con la mirada estigmatizadora que siempre tienen lxs de arriba.
En el marco de la pandemia, la demanda de comedor y merendero en los barrios populares se duplicó, y una vez finalizada la peor etapa del covid-19 tampoco bajó la necesidad, sino que siguió aumentando, pero eso no significó contar con más dinero para poder asistir a más personas. Contamos con el mismo dinero para garantizar cada vez más cantidad de platos de comida.
Son nuestras compañeras las que en ese momento de tanto riesgo, pusieron el cuerpo para que nuestros vecinos y vecinas tuvieran el plato de comida que se merecen. Son también las que hoy reciben a 84 niños, niñas y adolescentes por semana que se acercan en búsqueda de alimento.
Creemos que la labor de quienes sostenemos merenderos y comedores requiere de un reconocimiento económico, porque estamos garantizando el acceso para vecinos, vecinas, niños y niñas a un derecho tan fundamental como la alimentación. A los barrios populares, esos donde el Estado no decide invertir, ¡los hacemos crecer entre todxs!
¡Gracias a las compañeras que realizan esta imprescindible tarea todas las semanas y nos preparan estos menús riquísimos!