La historia se repite: el abandono y la complicidad son herramientas usadas a rajatabla por todos los jueces y fiscales como si fuera un protocolo legal. En el caso de las disidencias sexuales y las mujeres, las situaciones de desprotección es aún mayor como consecuencia del sistema patriarcal que genera enormes desigualdades y violencias estructurales. En el caso de Tehuel, hace diez meses la justicia hace agua y no se explica cómo aún no hay noticias de él teniendo varias pistas que podrían dar con su hallazgo.  

Luis Ramos y Oscar Montes, quienes le habían ofrecido trabajo de mesero, están implicados en la causa por ser las últimas personas que vieron a tehuel. Existe una foto en la que se los veía a los tres en la casa de Montes, quien además está comprometido por dar falso testimonio. A su vez, en la casa de uno de estos hombres se encontró el celular de Tehuel, su ropa y su ADN. Pero luego la vivienda fue derrumbada de forma ilegal por parte de la familia de los implicados. 

Actualmente están detenidos por homicidio agravado por odio a la identidad de género, pero ¿qué pasó con tehuel? ¿Cómo es que los inculpan por homicidio si en realidad no se lo ha encontrado? Esta decisión de la justicia deja en evidencia que a Tehuel no lo están buscando, que ya lo dan por muerto de antemano y que el objetivo de la acusación es sacarse de encima el caso. 

Todos los días las redes se llenan con fotos de personas desaparecidas, todos los días las familias esperan a que vuelvan, a que los fiscales responsables de las causas actúen como deberían. Las personas no desaparecen por que si, es claro que aquí hay responsables que creen tener la potestad de arrancar personas de la vida cotidiana, que creen que no van a ser buscadas, que van a ser olvidadas.  

Pero esto no es así, porque a Tehuel, a Roxana, a Diana Colman, a Maria Lujan Barrios, a Gisela Gutierrez, las familias, amigues, organizaciones sociales, e independientes, les siguen buscando.