lunes 04 de noviembre de 2024 - Edición Nº2468
Frente de Organizaciones en Lucha » Regionales » 13 jul 2021

#CLORINDA #MERENDEROS

La esencialidad del apoyo social y comunitario

El hambre no hace cuarentena. Tampoco la hizo en momentos de aislamiento obligatorio. Sin embargo, las autoridades de la provincia de Formosa decidieron que era más importante el fútbol, o la recreación, los bancos, antes que los comederos comunitarios. Hace pocas semanas, las flexibilizaciones permitieron la apertura gradual de tan noble actividad, volviendo a servir un vaso de leche, un plato de galletitas a un centenar de niñes.


Por:
FOL Formosa

En la ciudad fronteriza de Clorinda, al norte de la provincia de Formosa, la cuadrilla del Merendero “Ayudar es Vivir” del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), trabaja para darle la merienda a los niños y niñas del Barrio 25 de Mayo, en la periferia de la localidad. La situación de cada familia en la zona es vulnerable, con necesidades básicas no satisfechas -como falta de agua, calles anegadas, enfermedades como el dengue, característica de la zona en épocas de calor, y por la cercanía al río que divide Argentina de Paraguay-. Hace casi un año comenzó, con ocho integrantes cumpliendo cuatro horas diarias, eligiendo el nombre que hasta hoy lleva, por la simple razón de que ayudar les da vida.

Dialogamos con Estela Ortellado, delegada del Merendero. Una mujer joven, alerta, activa y con presencia en el barrio y en la militancia del FOL. Conoce a sus compañeres, les acompaña, les aconseja.  “El nombre del merendero lo elegimos todos en conjunto porque si hay algo que nos gusta, es acompañar a los niños y las niñas. Empezamos a hacer fuego a leña para la preparación de la copa de leche”, relata Estela. Y es ahí, donde empieza la magia.

Con respecto a la situación de Pandemia, Estela nos cuenta cómo es trabajar con los protocolos establecidos luego de la flexibilización de las actividades: “Los niños y niñas o tutores pasan a retirar la merienda. No puede haber aglomeración.”

Estela confirma que no es suficiente, a veces, la cantidad de mercaderías que ingresan para satisfacer las necesidades diarias que conlleva mantener el merendero.  Sin embargo, la reman, se levantan, se organizan y siguen. Para la organización del FOL en Clorinda, el merendero es “como un iniciador para aceptar el compromiso de ingresar a otras cuadrillas. Éramos ocho, de los cuales dos fueron cambiando. Hoy somos seis, cumpliendo distintos roles en la cocina.”

“Hoy contamos con una cocina a gas y un horno a leña, para variar el menú. Les brindamos a niños y niñas, a diario, café con leche, cocido, chocolatada, arroz con leche, pasta frola, torta frita, pan casero, donas dulces”, dice María. Es que, los sesenta chicos que se acercan, fueron despojados del beneficio del comedero en las escuelas durante la pandemia, y encontraron en merenderos la posibilidad de seguir adelante con la alimentación de cada tarde y, en paralelo, el apoyo social.

 

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