viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº2276
Frente de Organizaciones en Lucha » Opinión » 26 dic 2019

En debate

El rol de los movimientos sociales en la lucha contra el extractivismo

¿Qué tienen para aportar? ¿Por qué es importante la participación en estos espacios? ¿Cómo afecta este sistema a las y los trabajadores? Son algunos de los interrogantes para pensar la complejidad de esta batalla.


 

El sistema extractivista es una forma de acumulación de riquezas basado en la sobre-explotación en poco tiempo de recursos naturales cada vez más escasos, para destinarlos principalmente a la exportación. A su vez, implica la expansión de la frontera de explotación hacia territorios antes vistos como improductivos, designándolos como “zonas de sacrificio”.

Este tipo de sistema resulta ser un saqueo por parte las multinacionales, ya que la mayor parte de lo que se produce no es destinado para el consumo interno y tampoco se observan grandes beneficios económicos debido a que las ganancias se las llevan los empresarios. Esto se ve favorecido porque los sucesivos gobiernos han adaptado las leyes locales para exceptuar a estas empresas de pagar múltiples impuestos.

El extractivismo abarca actividades como la megaminería, la extracción del petróleo mediante un método que se llama Fracking, la deforestación, la ganadería y la agricultura a gran escala y con el uso de insecticidas que contaminan los alimentos y el medio ambiente. Es por esto que cada vez más comunidades se enfrentan al desarrollo de esta forma de explotación y buscan alternativas de desarrollo.

En ese sentido, cabe preguntarse ¿cuál es el rol de los movimientos sociales en esta lucha y que aportes pueden hacerle? El Frente de Organizaciones en Lucha vienen participando de estos procesos en diferentes territorios, y además dentro de sus propuestas se encuentra el eje que plantea la recuperación de los bienes estratégicos para llevar adelante un plan económico que represente a la mayoría de la población trabajadora.

Ernesto, militante del FOL en Mendoza contó que están participando activamente desde los barrios para frenar la modificación de la Ley 7722. “La cordillera es nuestra fuente principal de agua y la contaminación de la misma derivaría en ecocidio, es decir en la destrucción de la vida” afirmó. También recalcó que los emprendimientos megamineros tienen otros impactos negativos sobre todo en las mujeres y las disidencias sexuales. “Cuando se instalan estos proyectos se logra una masculinización de la fuerza de trabajo y se excluye otra vez a las mujeres, a la vez que se generan mayores redes de trata y explotación sexual”.

De esta manera las identidades feminizadas quedan relegadas nuevamente a las tareas de cuidado y en condiciones de mayor vulnerabilidad debido al aumento de la desigualdad producto de los altísimos sueldos que reciben los trabajadores de la mina y que hacen que se encarezca la vida en general y se privaticen los servicios y espacios públicos.

“La presencia de los movimientos sociales, como el FOL entre otros, es fundamental porque le otorga un arraigo popular. Podemos aportar además nuestras formas y experiencias organizativas, que tienen que ver con la democracia directa y la acción directa, y el modo asambleario y participativo” dijo Ernesto, y agregó que “esta es una lucha por el cambio social, por trabajo con todos los derechos y no por este tipo de emprendimientos que además de generar pocos puestos laborales, destruye todo el resto y es trabajo para hoy y hambre para mañana”.

Por su parte, Victoria del FOL en Bolsón contó que “Históricamente los movimientos sociales acompañamos todas las luchas que defiendan la vida, promovemos espacios para crear consciencia en los barrios y buscamos apropiarnos de formas de construcción y trabajo que cuiden, reciclen y reutilicen materiales e incluso la producción de nuestros alimentos en huertas populares”.

Victoria aseguró que los movimientos sociales son conscientes de que una de las consecuencias del capitalismo es la contaminación de nuestros territorios en su afán de mantener una “producción y reproducción salvaje”, y en ese sentido apuntó a unificar las luchas, tejer redes de resistencia y visibilizar los reclamos.

Por su parte, Federico militante del FOL en Neuquén resaltó que las consecuencias de este sistema económico recaen directamente en los sectores populares y trabajadores. “El modelo de Vaca Muerta y el extractivismo en general lo que generan es que haya un sector social que se apropia de una renta extraordinaria en un tiempo record y que puede acceder a servicios básicos con mucho lujo, mientras que otros sectores no pueden garantizar condiciones mininas de existencia ni acceder a la canasta básica”.

Otra de las cuestiones, es que si bien en esa provincia se produce gas natural hay muchas familias que no tienen ese servicio en sus casas. También, muchas barriadas se encuentran en cercanías a pozos petroleros que generan millones de pesos, pero las familias de alrededor no tienen vivienda propia y sobreviven en condiciones muy precarias.

A esto se le agregan los desalojos de los pueblos originarios principalmente, pero de sectores pobres también, con el objetivo de llevar adelante este tipo de emprendimientos, y frente a la resistencia de las comunidades las empresas junto con los gobiernos recurren a la judicialización y persecución de las y los referentes sociales.

El impulso que quiere darle el gobierno de Alberto Fernández a la megaminería en distintos puntos del país no hará más que acentuar estas desigualdades. Pretenden saldar la deuda con el FMI a costa de seguir castigando a las y los trabajadores. Por eso, desde el FOL levantan la consigna de que la deuda en realidad es con el pueblo. 

“Nuestro país cuenta con grandes recursos naturales, que debemos entenderlos como bienes comunes, no privados. La naturaleza nos ha brindado buena tierra, agua, minería y energía que se la apropian les capitalistas dejando contaminadas todas las comunidades. Con una inversión eficiente planificada democráticamente podemos contar con energía, alimentación barata y sustentable ambientalmente. Y al mismo tiempo podemos generar un excedente que sea reinvertido para dar mejores servicios” proponen desde el FOL.

Elaborar una política agroecológica, sustentable, renovable, de respeto y cuidado a la naturaleza es fundamental y urgente, y debe ser pensada desde las comunidades mismas en pos de generar trabajo genuino y no de maximizar las ganancias para unos pocos.

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