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Frente de Organizaciones en Lucha » Trabajo » 25 sep 2019

Escobar

Cuadrilla de pintura en Savio: trabajo, organización y solidaridad

Alejandra, militante del FOL, relata cómo junto con la cuadrilla de pintura de Maquinista F. Savio lograron restaurar al menos siete escuelas y crear un vínculo con los trabajadores de la educación que ahora recomiendan y difunden su trabajo.


A pesar de que en un principio tenían dos jardines y una escuela presupuestados, se corrió la voz y más establecimientos comenzaron contactarse para recibir sus servicios. Se trata de la cuadrilla de pintura del FOL en Maquinista F. Savio, partido de Escobar, en donde al menos veinte mujeres se dedican a realizar trabajos de pintura en distintas instituciones educativas. Junto con maestras y directivos/as intentan recuperar jardines y escuelas abandonadas por el Estado.  

Alejandra, además de trabajar en esa cuadrilla, es responsable de dos merenderos y de otros grupos de trabajo cooperativo en donde hay de 12 a 15 mujeres. Según ella, cuando comenzaron con los primeros establecimientos, los/as directivos/as se mostraban reticentes por malas experiencias con cooperativas anteriores, pero al ver que todas cumplían en tiempo y forma con lo estipulado fueron proponiéndoles más tareas y hasta comprando los materiales desde la institución.

“Lo que hacíamos era que primero nos conozcan, que vean nuestro trabajo, que somos gente responsable, que cumplimos con nuestras horas de trabajo. Que nos comportamos bien, porque siempre hablamos con la cuadrilla de que entramos a los colegios y estamos en contacto con los niños”, explicó Alejandra. A pesar de que lograron conseguir más trabajo gracias al esfuerzo y la responsabilidad de todas, debieron sortear varias dificultades en el aprendizaje del oficio y el prejuicio de quienes las contrataban.

“A veces las compañeras se sentían cohibidas por cómo nos miraban los directivos o el personal de maestranza, porque hasta el día de hoy siguen mirándonos raro cuando nos ven entrar y somos todas mujeres, porque esperan una cuadrilla de hombres. Y después ven que nos desempeñamos bien, y nosotras nos manejamos solas, no necesitamos la ayuda de ningún hombre”, afirmó Alejandra. Sin embargo, esas miradas más tarde se convirtieron en halagos y en la conformación de un lazo estrecho con la comunidad en donde la solidaridad es mutua.

Alejandra cuenta que toda su vida fue feriante y que siempre estuvo con la soga al cuello, ya que si no vendía no podía juntar plata para el alquiler o para darle de comer a sus hijos. Por lo que tanto para ella como para la mayoría de sus compañeras, que además muchas son madres solteras, este es el primer trabajo que tienen con un salario fijo a fin de mes. Esto conlleva una gran gratificación, a pesar de que los sueldos son muy bajos, y también implica nuevos aprendizajes y el orgullo de ver los logros que alcanzan con su propio esfuerzo.

Las cuadrillas están enmarcadas en el programa Hacemos Futuro y Salario Social Complementario en donde cobran apenas $7500, sin embargo las trabajadoras de la cuadrilla combaten todos los días el prejuicio de que las cooperativistas son “vagas”, y a pesar de que el Estado debería garantizar las condiciones de trabajo, el presupuesto necesario y las herramientas correspondientes, las mujeres refaccionaron más escuelas y destinaron tiempo extra para que los chicos tengan un lugar digno y seguro para estudiar.

Los establecimientos que refaccionaron fueron los jardines n°914 y n°918, las escuelas n°31, n°25 y n° 23, y una iglesia adventista. En la mayoría de los casos, ante la ausencia estatal, eran las y los maestros quienes realizaban los trabajos de pintura. “Las escuelas estaban totalmente abandonadas, algunas más y otras menos según la cantidad de años que tengan. Hay escuelas que nos han dicho que se ha pintado solo en la inauguración, mucho deterioro. Hay lugares donde tuvieron que labrar actas, porque por la pérdida de agua de los techos se pueden desmoronar”, aseguró Alejandra.

Así como los directivos/as y maestros/as se solidarizan con los merenderos del FOL con donaciones de ropa y alimentos, y apoyan las movilizaciones para conseguir aumento salarial, las trabajadoras de la cuadrilla de pintura también lo hacen a través del reconocimiento de su lucha y su labor. “Yo he visto a la mayoría de las maestras sacar de su propio bolsillo para comprar cosas, para arreglar los salones para los niños, preocupadas por el lugar, mucha frustración porque los colegios no tienen ni vidrios o sectores que no tienen estufa, o baños que no funcionan desde hace años”, finalizó Alejandra, haciendo hincapié en una unión necesaria entre estos dos sectores.

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