La semana pasada en el Barrio El Molino de La Plata se llevó a cabo la celebración anual de la noche de San Juan, que sucede el 24 de junio de cada año durante el solsticio de invierno. Está fuertemente asociada al fuego, ya que durante los festejos se encienden fogatas para “darle fuerza al sol durante los días en que se debilitará”. También es un símbolo de purificación, que lleva es eslogan de “San Juan dice que si” ya que todos los años el sol brilla luego de uno o dos días de lluvia previos al evento.

Durante la fiesta se llevó a cabo la venta de comidas típicas paraguayas, como por ejemplo Sopa de Mandioca; Pastel Mandi’ó, una masa parecida a la tortilla pero hecha con mandioca; Mbeyú, una tortilla de almidón y queso; Payagua Mascada, empanadas fritas de mandioca; entre otras cosas que fueron producidas con verduras de la huerta, cosechadas por las propias vecinas, libres de agroquímicos y más saludables.

También se realizaron actividades recreativas, como juegos entre los que estaban el Judakai, un muñeco de trapo que representa las tradiciones paraguayas; Manzana Je’u, un juego en parejas que consiste en comer manzanas; Paila Jeherei, consiste en sacar una moneda pegada a una sartén sin utilizar las manos; Tatá Ari Yehaza, es una caminata sobre fuego que se realiza a las 12 AM cuando San Juan no está mirando, quienes lo hacen dicen que no duele; Toro Ñaró y Pelota Tatá, una pelota hecha de trapos y mojada en alcohol que luego se convierte en fuego. Todos los juegos tuvieron distintos premios para los ganadores, ya sea comida o dinero.

Dentro de lo más destacado de la tarde estuvo el concurso de baile. Inicialmente se realizaron varias coreografías de danzas como el Pericón, Chiperita, El arpa y la danza, Pájaro Campana,  Mama che mosé y Xuxa, por los más chicos. Luis, uno de los organizadores del evento, recordó anecdóticamente uno de los mejores momentos: “Hubo un desfile, un show espectacular en donde participaban todas las personas que trabajan ahí, y el comodín fue Daniel, uno de los chicos que trabaja ahí que se disfrazó de Shakira y después otras personas se sumaron a bailar”.

Este año gracias a la organización de las y los vecinos se logró llenar el predio con más de 500 personas. “Cada persona que daba una vuelta a la manzana con el auto o con la moto venia y se quedaban, incluso preguntaban de qué se trataba. No era solo para la gente del barrio sino para todo el que quisiera venir”, afirmó Luis. También destacó la movilización y difusión del evento que permitió que, a diferencia de años anteriores, muchas más personas pudieran acudir y disfrutar de una tarde en familia.