Desde 1981 se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres en memoria de Patria, Minerva, y María Teresa Mirabal, asesinadas en 1960 en República Dominicana durante la dictadura de Rafael Trujillo, a la que se oponían fervientemente. Finalmente, en 1999 la fecha fue asumida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y reivindicada de manera internacional.

El lunes 26 de noviembre desde La Campaña Nacional Contra las Violencias Hacia las Mujeres en conjunto con un amplio marco de organizaciones, convocan a movilizar a las 17 hs desde Congreso hacia Plaza de Mayo. Mientras que en la ciudad de La Plata el punto de encuentro es a la misma hora en calle 1 y 63.

Según la ONU, estudios demuestran que alrededor del 70% de las mujeres del mundo han sufrido violencia de algún tipo, ya sea psicológica, física o sexual de parte de un compañero sentimental. Estas mujeres están más expuestas a sufrir de depresión que las que no han experimentado violencia. Además, las mujeres adultas y las niñas representan un 71% de las victimas de trata, en donde tres de cada cuatro lo son con fines de explotación sexual.

En cuanto a los femicidios, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2017 fueron asesinadas 3000 mujeres en todo Latinoamérica por razones de género. Brasil tiene la tasa más alta, con 1.133 femicidios del total, mientras que en Argentina 254 mujeres fueron asesinadas en lo que va del año, y el 75% de esos crímenes fueron cometidos por un hombre del circulo “intimo” de la victima (familiar o pareja).

En Argentina, la brecha salarial y el desempleo afecta mayormente a las mujeres, siendo sus ingresos inferiores en un 27%. Además, casi el 20% de la población femenina total cobra menos que el valor de la canasta alimentaria, lo que las pone por debajo de la línea de pobreza y de indigencia. Además, la migración es otro factor de exclusión social que reproduce la desigualdad en el mercado laboral.

Las mujeres que forman parte de uno de los sectores más precarizados como lo son las cooperativas y los programas de empleo del gobierno, son además en su mayoría madres que cuentan con un único ingreso de $5700 en carácter de salario. De esta manera, son las más golpeadas por la violencia económica que ejerce el Estado al no otorgarles un salario digno y acorde a sus necesidades.

A su vez, tampoco existen políticas públicas reales y efectivas para conbatir la violencia de género y acompañar a salir de ella a las mujeres más pobres. Militantes del FOL expresaron que “cuando una mujer necesita irse de su casa para poder salir de una situación de violencia el Estado no ofrece ningún tipo de respuesta. No hay ayudas económicas urgentes, ni refugios, ni apoyo psicológico. Dejan a las mujeres a la deriva, poniendo en riesgos sus vidas”.

La feminización de la pobreza es una problemática que afecta sobre todo a los sectores más vulnerables y que los deja más expuestos a estas situaciones. Sin embargo, desde la organización se plantean múltiples encuentros y acompañamientos para aquellas mujeres que atraviesan momentos difíciles.

“Lo mismo sucede en los casos en los que las mujeres deciden interrumpir su embarazo. Las miles de muertas por abortos clandestinos son en su gran mayoría mujeres de sectores pobres, y el Estado es el principal responsable de esto, más aun después de haber rechazado la aprobación de la legalización del aborto” agregaron integrantes de la comisión de género del FOL.

Mientras tanto, el presupuesto 2019 fue aprobado el jueves pasado en el Senado. El monto dedicado a políticas de género es de nada más que once pesos por mujer, perpetuando así el no acceso a sus derechos y el riesgo a ser víctimas de violencia o femicidio.