Las fuertes lluvias durante la jornada de ayer dejaron nuevamente el saldo de cientos de casas inundadas, calles intransitables y pérdidas materiales en muchos puntos diferentes de la provincia de Buenos Aires. Como siempre los más afectados son los barrios más humildes que cada vez que llueve se inundan, poniéndose en riesgo la vida y la salud de las personas, además de perder los pocos bienes materiales que tienen.

Hacemos responsable de esta situación al gobierno nacional y la gobernadora, María Eugenia Vidal, por no garantizar las obras hídricas necesarias para que esto no siga sucediendo y por no tener un plan de acción para dar una respuesta inmediata a las familias que lo necesitan, dejándolas en el total desamparo.

La semana pasada, ante la posibilidad de una corrida bancaria, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció que para disminuir el déficit fiscal reducirían aún más el gasto público recortando alrededor de 30 mil millones de pesos en obras e infraestructura. Lo cual significa que una vez más los que pagamos los platos rotos somos los sectores más empobrecidos, mientras los especuladores se siguen beneficiando a costa del pueblo.

Las inundaciones son una problemática histórica en toda la provincia, y no tienen que ver con cuestiones climáticas sino con la desidia del Estado, la falta de obras y la tremenda especulación inmobiliaria que beneficia a sectores ricos, constructoras y empresarios que sólo tienen en cuenta sus ganancias sin importar las consecuencias que esos proyectos puedan acarrear.

Los funcionarios de los distintos Municipios tampoco dan respuestas efectivas, sino que por el contrario apenas brindan algunos recursos que se terminan dañando en la siguiente tormenta. Además intentan hacer un uso político con nuestras necesidades, el caso más reciente fue el de Ducote, el intendente de Pilar, quien realizó un montaje de que estaba recorriendo los barrios damnificados pero luego se descubrió que era todo falso.

Estamos cansados de mentiras, queremos respuestas concretas y estructurales a este problema que afecta nuestra salud, nuestra vida y que nos expone a más miseria y a perder los pocos bienes materiales que logramos tener con mucho sacrificio. Con nuestro ínfimo sueldo de 4750 pesos no alcanzamos a recuperarnos de una inundación que ya volvemos a padecer otra.

Exigimos que se lleven a cabo de manera inmediata las obras necesarias para evitar nuevas inundaciones y un plan de emergencia para socorrer a las familias afectadas. Necesitamos soluciones urgentes que mejoren nuestra calidad de vida y no daremos ni un paso atrás en nuestros justos reclamos.