El 1 de mayo se conmemora a nivel mundial el Día del Trabajador en homenaje a un grupo de trabajadores que fueron ejecutados en el año 1886 en Chicago, Estados Unidos. Los mártires de Chicago, como se los conoce popularmente, reclamaban por mejoras en las condiciones de trabajo y se transformaron en un símbolo del movimiento obrero organizado.
Por aquellos años, comenzaba a darse el auge de la revolución industrial y miles de personas trabajaban en grandes fábricas sin ningún tipo de regulación o derecho laboral y bajo condiciones de explotación extremas. Las jornadas de trabajo se extendían hasta 16 horas diarias por salarios miserables.
A raíz de esto, se acordó llevar adelante una huelga general para reclamar la jornada laboral de 8 hs. Así el 1 de mayo, casi medio millón de trabajadores en todo Estados Unidos se unieron al paro y las protestas se extendieron hasta el día 4 de ese mes. Tras varios episodios de violencia se convocó a una manifestación en Haymarket, donde una persona que nunca fue identificada arrojó una bomba que mató a 7 policías e hirió a otros tantos. Los uniformados respondieron con una fuerte represión, dejando un saldo de varios muertos y heridos.
Luego, 31 personas fueron enjuiciadas por los hechos, algunos fueron condenados a trabajo forzado, otros a varios años de prisión o cadena perpetua, y 5 de ellos a muerte, aunque el proceso estuvo plagado de irregularidades y nunca se probó su culpabilidad.
Pese al trágico final, gracias a esta lucha a finales de mayo algunos patrones instauraron la jornada de 8 hs de trabajo, lo cual se transformó en una de las primeras victorias más importantes de la clase trabajadora.
También a lo largo de la historia las mujeres trabajadoras han protagonizado grandes luchas. Por ejemplo el 8 de marzo de 1908 en una fábrica textil de Nueva York, 129 obreras murieron incendiadas por el dueño de la fábrica, que buscaba poner fin a la protesta de las trabajadoras por mejores condiciones de trabajo y salarios dignos. Esa es la fecha que conmemoramos todos los 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
A su vez, niñxs y adolescentes antiguamente también trabajaban desde muy chiquitxs y lxs patrones se aprovechaban de esto para abaratar costos ya que el sueldo que recibían era menor que el de un hombre adulto.
Esto demuestra que a través de la historia lxs trabajadorxs han tenido que organizarse y reclamar para conseguir sus derechos, ya que nadie les ha regalado nada. Este aprendizaje tiene mucha vigencia hoy en día, ya que desde hace muchos años vemos como las condiciones de vida de la clase trabajadora vienen empeorando, cuestión que se profundiza aún más con la crisis del coronavirus.

¿Cuál es la situación actual de la clase trabajadora?

Tras varios años de crisis, la pandemia del Covid-19 no hizo más que profundizar la precaria situación en la que nos encontramos. Tras las medidas de aislamiento obligatorio miles de personas perdieron su trabajo o sufrieron suspensiones temporarias y reducciones salariales. Mientras que quienes se encuentran en el sector informal se vieron arrojadxs a la pobreza extrema por no poder sostener ni siquiera las changas con las que contaban.
Las mujeres, trans, travestis, bisexuales o personas no binarias son uno de los sectores más afectados, debido a que por un lado son quienes llevan adelante la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidado que se triplicaron en el contexto de cuarentena y a su vez son quienes acceden a los trabajos más precarios y peor pagos, sumado a que las medidas de acompañamiento económico por parte del Estado han sido totalmente insuficientes.
Sectores como la docencia y la salud, que tienen un alto componente femenino, vienen impulsando importantes reclamos por aumento salarial, pero hasta el momento han sido desconocidos por parte del gobierno nacional como así también de los gobiernos provinciales.
Mientras tanto lxs trabajadorxs de los movimientos sociales que a lo largo de un año de pandemia arriesgamos nuestras vidas y la de nuestros familiares sosteniendo las ollas y merenderos para que miles de familias no se quedaran sin su plato de comida, no somos consideradxs como esenciales y por lo tanto estamos al final de la lista de prioridades en la campaña de vacunación.
Con salarios de miseria que se encuentran por debajo de la línea de indigencia, sin insumos ni herramientas, tenemos que soportar que el gobierno concentre todas sus energías en pagar una deuda ilegitima con el FMI que solo traerá más ajuste y empobrecimiento para nuestro pueblo. Mientras tanto millones de personas continúan habitando viviendas precarias y sufriendo el hacinamiento; los hospitales se encuentran colapsados; las escuelas cerradas por no tener las condiciones óptimas para volver a la presencialidad; y miles de mujeres son sometidas a permanecer con sus agresores en sus casas sin tener ningún tipo de ayuda, contención y acompañamiento por parte del Estado.
A este panorama desolador, se le agrega que las centrales sindicales y algunos movimientos sociales son conducidos por la burocracia y en vez de salir a las calles por los derechos de todxs, están más preocupadxs en ver como se acomodan en las listas electorales y en los ministerios con un buen puesto. Hace algunos días pautaron con el gobierno y los empresarios un aumento del Salario Mínimo, Vital y Móvil que rápidamente será absorbido por la inflación, consolidando así años y años de pérdida salarial.
Por eso hoy más que nunca se hace necesario salir a las calles en unidad con toda la clase trabajadora para defender nuestros derechos y construir desde abajo y a la izquierda una alternativa que luche por un verdadero cambio social, por un mundo donde no exista más explotación de unxs sobre otrxs, donde no haya ni ricos ni pobres, y donde seamos cada vez más libres.