jueves 31 de octubre de 2024 - Edición Nº2464
Frente de Organizaciones en Lucha » Género » 2 jun 2020

Testimonios

Ni una Menos: una experiencia conmovedora y empoderante en los barrios

Perder el miedo, alzar la voz, luchar en las calles y visibilizar las problemáticas que viven mujeres, lesbianas, trans y travestis son vivencias que generan una profunda transformación.


El movimiento Ni una Menos comenzó hace cinco años como respuesta a la indignación que despertó el femicidio de Chiara Paéz. Desde aquel momento las movilizaciones no pararon de crecer y desbordaron a todas las organizaciones y movimientos sociales, convirtiéndose en una herramienta que reúne a miles a lo largo de todo el país. Para las mujeres y las disidencias sexuales en los barrios significó una experiencia transformadora y empoderante, que las lanzó a la calle para alzar su voz luego de tantos años de silenciamiento.

Mucho se ha discutido y puesto en duda respecto a si los sectores populares se apropian y se identifican con las consignas y los reclamos del feminismo. Pero éste es un movimiento que podría definirse por tres principios básicos: el primero se puede probar estadísticamente y dice que en todas las sociedades las mujeres y disidencias sexuales están peor que los varones. El segundo plantea que no es justo que eso sea así; Y el tercer principio es práctico e implica un compromiso que expresa que se está dispuesto/a/e a hacer lo que esté al alcance para evitar que eso continúe siendo así.

Las integrantes del Frente de Organizaciones en Lucha se han hecho carne de esos principios y los han llevado a la práctica, tal vez sin conocerlos. Se ve en sus testimonios: Daiana, de Escobar dijo “mi primera experiencia fue asombrosa y tenía un nudo en la garganta. Veía la lucha de las mujeres unidas pidiendo justicia porque nos faltaba alguna, pensaba que una de ellas podría ser mi madre, hermana o amiga”.

Isabel, de Capital Federal, dijo “La primera experiencia fue increíble. Ver a tantos cuerpos haciendo frente y alzando las voces para ser escuchadas me dejó impresionada”. Miriam, de Rosario, contó “Fue conmovedor. Salir a la calle fue una actitud de decir basta de ultraje y sometimiento. Hoy somos miles de Chiaras alzando la voz sobre todo en este marco de pandemia donde el sistema económico patriarcal nos esclaviza y nos vulnera”.

Soledad, Natalia, Nelly y Elialy, todas militantes del FOL en La Plata, coincidieron con esas experiencias. Soledad dijo “fui con mucha fuerza, entusiasmo, esperanza de ayudar a mis compañeras, familiares, vecinas. Porque hay muchas que sufren violencia de género y no pueden expresarlo”. Mientras que Elialy expresó “aprendí muchas cosas y cuando fui por primera vez perdí el miedo. Para mi salir a la calle es hacerse escuchar todas con la misma voz, nos sentimos empoderadas”.

Lo que las incentivó a participar fue principalmente el hecho de pedir justicia y la certeza de que el Estado no tiene una intervención concreta para transformar sus realidades. En palabras de Nelly “Nosotras no sólo recibimos violencia por parte de nuestros maridos o familiares, sino también por parte del Estado debido a problemáticas como la precarización, la agresión sexual, la discriminación racial, el desempleo, la pobreza, el hambre, el aborto” y agregó que ella sale a la calle para luchar para que también “tengan voz nuestras compañeras lesbianas, trans y travestis”.

En este contexto de pandemia, todas coincidieron en que es importante continuar la lucha porque para muchas la situación ha empeorado. Andrea, delegada del FOL en Glew dijo “los machos violentos no se toman cuarentena” y Soledad reforzó la idea de que “en cuarentena seguro que están sufriendo peor, porque están ahí con el enemigo acechando y controlando”.

“Durante los cuatro años del macrismo no hicieron nada, y este gobierno va por la misma línea de no apoyar a los reclamos que estamos haciendo como mujeres” afirmo Natalia. Muchas de las entrevistadas remarcaron la falta de atención psicológica y económica para las personas que sufren violencia de género, los malos tratos que reciben en las comisarías cuando quieren ir a denunciar, la dificultad para acceder a una vivienda propia y la falta de refugios para ofrecer un lugar seguro al cual ir y las escasas políticas públicas para abordar las múltiples problemáticas que las afectan.

Por eso, si bien este 3 de junio será distinto a los demás, y las masivas movilizaciones no podrán realizarse. Las mujeres y disidencias sexuales siguen tejiendo redes y realizarán actividades más reducidas en sus territorios para seguir reclamando por sus derechos.

 

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