¿Cómo conociste y te integraste como profesora de danzas folklóricas al espacio El Escaramujo?

 

Yo lo conocí hace 10 años, en 2013, en una fiesta de la niñez, llegué a raíz de una volanteada por el barrio. El cartel decía ¿sabes una disciplina? estaba en un momento que tenía muchas ganas de enseñar, desde los 4 años que bailo danzas folklóricas y estaba aprendiendo el profesorado de danzas folclóricas en el IDAF, instituto de artes folclóricos de Monte grande y necesitaba una ayuda para terminar los estudios, así que me contacté y los compañeros fueron super amables y me hicieron una invitación al Escaramujo que ya funcionaba con niñeces y algunas juventudes. Ese día de la niñez hicimos un espectáculo de bombo fantasía y danza, y las familias quedaron encantadas, y así comenzó nuestra historia. la estructura del centro cultural y la dinámica todavía no estaba del todo conformada, así que fuimos creciendo tanto el centro cultural como el taller.

 

¿Cómo se relaciona la propuesta folklórica con la localidad de Florencio Varela?

 

La propuesta y cómo surgió el taller de folklore viene de una historia familiar, vengo de una familia de cantores y folkloristas y conozco la riqueza de nuestras costumbres y tradiciones.  Esto de poder habitar cada región del litoral a través de su vestimenta, comida, músicas, instrumentos, danzas y estilo particular sonoro, lingüístico que tiene cada región del país, por eso surge nuestra propuesta.

 

Si bien en 2013 no se enseñaba como materia en la escuela, todos los chicos tenían una noción de lo que era una chacarera, un bombo, una guitarra criolla. y la verdad que fue bastante simple poder comenzar la propuesta. En ese entonces comencé con 8 alumnos, y hoy en día somos 40 entre niñeces y juventudes y funciona como un taller escuela donde pasan por todos los niveles, inicial, básico y avanzado. Después muchos de los jóvenes que cumplen mayoría de edad son compañeros de trabajo mio y abren sus propios talleres, así que es un orgullo para mi que hayan mantenido en el tiempo y que ellos también les haya gustado la propuesta de formarse y capacitarse

 

¿Cuáles son los contenidos del taller y cómo logran que la juventud se conecte con las tradiciones?

 

Vivimos el taller como un espacio inclusivo, de formación, de aprendizaje personal y profesional, las danzas folklóricas, el bombo fantasia, el malambo, las boleadoras el poncho, son todas cosas que nosotros habitamos y que cuando comenzamos con los primeros alumnos no teníamos pensado, o la gente piensa para qué va a estudiar un instrumento si no se va a dedicar a eso, o que si va a estudiar una danza o instrumento tiene que ser músico. 

 

“…nos apegamos a esas raíces que a veces con la vida acelerada no las sabemos encontrar, pero las raíces están ahí: las encontramos en el sonido de un bombo leguero, rasguido de una guitarra o cuando hacemos un paso de danza”

Pero creo que lo que nos une o lo que elegimos de nuestro folklore es algo terrenal que encontramos en muchas canciones, letras, vestuarios, porque nos ponemos los trajes típicos de una región del país y automáticamente representamos a esa cultura. Participamos de celebraciones como el desentierro del diablo cuando es la fecha del carnaval norteño, dia de la pachamama, y nos apegamos a esas raíces que a veces con la vida acelerada no las sabemos encontrar, pero las raíces están ahí: las encontramos en el sonido de un bombo leguero, rasguido de una guitarra o cuando hacemos un paso de danza.

 

Por eso creo que a las juventudes y las niñeces se les hace bastante gustoso y feliz, y aparte juegan y se divierten. El taller tiene mucha dinámica también de aprendizaje, de que jugamos con los sonidos. Cuando bailamos una zamba tenemos un lenguaje oculto ahí de miradas, de pañuelos, de gestos y eso es lo que lo hace rico, rico en saberes. 

 

Además, bueno, hay toda una cuestión de que se desarrollen otras capacidades como la atención. Cuando vos tenés un instrumento tenés que prestar atención, tenés que sentarte bien, tenés que estar limpio, o sea, hay toda una cuestión de que la danza y la música empieza a ser como una disciplina que sirve para cualquier aspecto de la vida. Sirve para la escuela, sirve para cualquier cosa que vos te vayas a enfrentar en la adultez, poder construir entre todos, no es algo individual porque una vez que le sacas sonido a un instrumento tenes que trabajar en conjunto, ensayar, y que tus compañeros cuentan con vos, con el cuadro de baile, el ritmo sonoro que se quiere transmitir.

 

Mirándolo más en profundidad, ¿qué descubrieron en el folklore como grupo o qué les cautiva?

 

Tanto para las juventudes y niñeces hay amor en lo que hacen porque más allá del crecimiento personal es crecimiento colectivo. Tenemos una mirada inclusiva, si bien mantenemos ciertas tradiciones no estamos bajo un lineamiento romántico del tradicionalismo como se consumía en épocas pasadas o en centros conservadores. Tenemos una perspectiva nueva, capaz más juvenil, jugamos con algunos grupos con fusiones musicales, rock, electrónica, entonces también lo hace atractivo la inmersión en ver que el folklore no es algo estancado, antiguo o del siglo pasado sino algo que interpela a todas las edades y todos los gustos.

Porque el folklore, mejora nuestra calidad de vida, bailar, ser musique, impacta en nuestro ánimo, en nuestro desarrollo personal, que podemos aplicar a cualquier aspecto de la sociedad.  El taller en sí es un antes y un después para cada une de nosotres y va más allá de lo que creíamos, a veces hay prejuicio que se instala desde la escuela: la negrita que pintamos con el corcho, separar por colores, blanco para el caballero, celeste para la dama, rompimos con el binarismo en las danzas y descubrimos que hay algo más y que eso es lo atractivo.

 

¿Qué significa para los jóvenes el taller de El Escaramujo del FOL?

 

Para los jóvenes, creo, a mi entender, hay varios significados. Hay un crecimiento que han llevado varios niñes a jóvenes hoy en día, o adultos, que tiene que ver con un crecimiento profesional y de seguir encontrándose dentro del espacio porque pasaron 10 años y es un montón de tiempo. Así que para ellos el taller es toda una etapa de aprendizaje, de crecimiento, de construcción de una identidad, de sentirse parte, de pertenecer a un lugar. 

 

Para nosotros el Centro Cultural El Escaramujo es una casa, es un refugio en un montón de situaciones personales y hemos encontrado amigos, compañeros con un trato humano reconfortante. Hoy en día el taller, el espacio es un mimo al alma, al corazón. Entramos al lugar y nos hace feliz, y por eso hacemos todo lo que hacemos. Mas hoy en día cuando las cuestiones económicas están tan complicadas. Son jornadas de 5 horas, es casi como una escuela y trabajamos mucho, con contenido rico, dinámico. El espacio ha sabido responder a las necesidades de todos. 

 

Después, el espacio a nivel significado para las familias, para la comunidad, yo creo que es un orgullo. Cualquiera que nos conoce, que conoce nuestros inicios, sabe que nos hemos ganado el lugar que hoy en día ocupamos, que haber llegado al Teatro Broadway en calle Corrientes no ha sido un camino fácil y sencillo, que ha sido un camino que hemos disfrutado, seguro que sí, pero que lleva de un largo recorrido.

 

 Y nuestro centro cultural está en un asentamiento espontáneo y que chicos de ese asentamiento, de los alrededores, de Florencio Varela que hoy en día también hay muy poca propuesta al folklore argentino, al folklore nacional, hay muy poca propuesta a nivel radial, televisivo, de inversión, de lugares que abran las puertas también. Chicos de un barrio de la calle de tierra de la humildad de todo lo que nosotros traemos encima lleguemos a un escenario con un público importante hablan de nuestro laburo, de nuestro esfuerzo y más de lo que podría expresar en palabras, entonces para la comunidad y tal vez algunos que lo ven de afuera tienen que sentirse orgullosos porque es una construcción colectiva, en lo individual no hubiéramos llegado a ningún lado. 

 

¿Qué se va a encontrar la persona que asista a las presentaciones de El Escaramujo en el Teatro Broadway?

 

La propuesta del 25 es rutina de bombo fantasía con 9 bailarines y el 27 un segundo proyecto que tenemos en paralelo, un poco más profesional, como una compañía de danza de jovenes adultes, bombo fantasía malambo y danza. a futuro vamos a desarrollar disciplinas como boleadoras y poncho fantasía. 

 

Damos las gracias al espacio de Cultura y Educación del FOL de Zona Sur que son quienes acompañan las propuestas culturales, las finanzas, la logística, la difusión. También quiero dar el nombre de las otras personas que trabajan conmigo, que son Lucas Vila y Ayelén Bonsi, que son mis compañeros de trabajo de estos últimos dos años. Son chicos, niñeces que fueron juventudes, que ahora son adultos y que se han formado y que son compañeros de trabajo espectaculares. Y después agradecer la invitación del ballet Sentimiento Criollo a participar con ellos el 25 de mayo. Es una presentación en conjunto, una colaboración que dirige Viviana Osés, que es mi hermana. Y después un agradecimiento también a Darío Orenzuk y su banda, La Fusión, que son los que nos van a hacer la música en vivo en nuestra presentación del 27 de mayo. Ellos nos van a tocar el malambo en vivo, y también vamos a bailar danzas en vivo.

 

¡GRUPO DE DANZAS FOLCLÓRICAS “EL ESCARAMUJO” AL TEATRO!

 25 y 27 de mayo, en el Teatro Broadway en Av. Corrientes 1155 (CABA) 

Entradas: 

-$3500

-2x $6000

@El_escaramujo.danzasfolk

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