salud integral
¿Cómo gestionar nuestra salud mental de forma colectiva?
Frente al agravamiento de las condiciones de vida y el aumento de los casos de depresión y ansiedad el FOL busca fortalecer la construcción colectiva de la salud mental
Contrario a lo que se cree, los padecimientos mentales no son un problema poco frecuente. Estudios de la OMS/OPS dan cuenta de que los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en América. Las problemáticas más frecuentes son los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y los problemas por consumo de sustancias. Además, en Argentina, 1 de cada 3 personas presenta un problema de salud mental a partir de los 20 años.
La pandemia de coronavirus aumentó los casos de depresión y ansiedad. La pérdida de seres queridxs, la preocupación por el bienestar de familiares y amigxs, el aumento de tareas de cuidado y la incertidumbre por el futuro son temas que comenzaron a instalarse en la población y por lo general las personas tienden a aislarse cada vez más.
Por su parte, mientras las organizaciones sociales buscan transformar las condiciones de vida hacia una vida digna, también se enfrentan a esta problemática. Además, se suman las consecuencias de las desigualdades históricas de arrastre. “Durante la pandemia no tuvimos descanso y vivimos situaciones muy duras en los barrios cotidianamente: aumentan los afanos, el consumo problemático, la violencia, la mal nutrición, la imposibilidad de acceder a derechos básicos como vivienda y salud. Problemas que acompañamos a diario y nos angustian, porque cada vez es más difícil el acceso a los mecanismos públicos y redes de ayuda ante estas situaciones. Todo esto hace que nuestra mochila de tensiones sea progresivamente más grande y enfrentemos conflictos cada vez más recurrentes en las asambleas y espacios comunitarios”, evalúan desde las comisiones de Salud del FOL.
La salud mental en muchas ocasiones es un tema tabú. La persona que sufre padecimientos mentales encuentra dificultades para “encajar” en la sociedad donde hay que cumplir con los mandatos sociales y ser productivo en términos del capitalismo. Trabajar, criar y descansar para volver a trabajar se vuelve un ciclo enfermante en medio de la poli-crisis medioambiental, económica, política y social que estamos atravesando. Argentina viene hace varios años en caída salarial y crecimiento disparado de la inflación que vuelve cada vez más difícil poder llegar a cubrir las necesidades básicas y precariza la vida en varios aspectos.
En ese sentido, Poli, compañera de la regional del FOL Mendoza afirma que “La forma en que nos organizamos en el FOL posibilita gestionar cuestiones de nuestra salud mental de manera colectiva”. Explica que aunque les une la desventaja del hecho de tener un trabajo en condiciones precarias, la organización permite poner los problemas individuales en palabras y trabajarlos en colectivo.
“Las personas dicen explicitamente estoy re mal pero quiero venir porque acá me río, me desconecto de los problemas de mi casa, o dicen a mis compañeras le pasan las mismas cosas que a mi, entonces se trata de construir lazos de compañerismo, encontrar en las otras personas alguien en quien se puede confiar y llorar” cuenta Poli sobre cómo funcionan los espacios orgánicos del Frente de Organizaciones en Lucha.
La preocupación sobre cómo trabajar la salud mental como un eje en la organización surgió a partir de la participación y formación en un taller sobre salud integral. A partir de ese proceso de formación lxs compañerxs de Mendoza identificaron a la salud mental entendiendo que no está aislada de la salud en general del cuerpo. Pero hay algo específico de la salud mental para atender que es “aprender de qué manera acompañarnos como parte del FOL, dar en nuestras asambleas el debate para priorizar la salud mental, y reconocer que la forma en que nos organizamos militamos y somos parte de nuestras asambleas y de todos los espacios orgánicos también son formas de favorecer nuestra salud mental” dice Poli.
Sobre las dificultades que tienen a la hora de construir salud mental en el colectivo, observa: “Que los trabajos sean precarios resulta, en alguna manera, una dificultad a la hora de pensar en la posibilidad de tomar un tiempo necesario para encargarse de la salud y eso tiene aparejadas un montón consecuencias en la salud integral”
Por eso reflexiona: “En el fondo creo que lo que hay con las crisis estamos en una disputa del tiempo, el trabajo reproductivo, el trabajo militante, y estamos siendo tironeados y tironeadas de modo tal que pararse para encargarse de la salud es casi un privilegio y algo que queda reservado a las personas que tienen un trabajo formal y pueden acceder a una licencia con goce de sueldo”
En este punto, Poli explica que si bien en su asamblea han contemplado la licencia por salud mental, el estigma y prejuicio que pesa sobre este tema llega hasta el punto de que se traduzca en no animarse a plantear que la persona está angustiada y en un tratamiento psicologico o psiquiatrico. Además agrega que entre las compañeras “la mayoría de las conversaciones es lo mucho que preocupa la crisis de los cuidados, sentir que detenerse para ocuparse de la salud propia implica no poder cuidar a los demás, que es sobre todo lo que la mayoría de las compañeras hacen en su vida cotidiana”.
En este contexto, la ley nacional de salud mental aún no se está pudiendo aplicar; hay dificultades para acceder a la atención en salud pública. “Todo el tiempo hay compañeras preguntando quién me puede recomendar una terapeuta a sabiendas que es prácticamente imposible conseguir un turno en el público”. La Ley establecía que para el 2020 los neuropsiquiátricos debían cerrarse y abrirse otros espacios de salud o reconvertirse en hospitales generales pero no sucede porque la inversión presupuestaria no se realiza.
Poli destaca las formaciones y capacitaciones que realizan en consumos problemáticos con las profesionales del Sedronar. “Si bien hay déficit presupuestario, cabe destacar que quienes ponen el cuerpo en las instituciones vienen de formaciones piolas pero se encuentran con la barrera de no tener los recursos”.
Por eso, desde el FOL destacan que frente a la emergencia en salud mental es necesario “Construir colectivamente que el FOL es ese espacio que nos agrada habitar y compartir dentro de un mundo que se vuelve cada día más hostil y que ser parte del movimiento nos carga de fuerzas para dar batalla para vencer las injusticias de este sistema. Como nos enseñó la pandemia, la organización, la solidaridad y el apoyo mutuo es la salida, porque nos hace más fuertes”.