Las vecinas y vecinos que hace semanas se encuentran acampando en las tierras recuperadas de Guernica, aun no obtienen una solución a su reclamo por vivienda digna. El pasado viernes 14 de agosto una numerosa movilización se trasladó al Municipio de Presidente Perón para pedir la apertura de una mesa de diálogo y para impedir el desalojo. Mientras tanto, la policía liberaba la zona de los terrenos para que personas desconocidas entrarán con armas de fuego a sembrar el pánico y agredir a las personas que se encontraban allí.

Este accionar viene siendo un continuo desde que se produjo la ocupación de las tierras. El viernes pasado, el ingreso de estas bandas delictivas terminó con uno de los delegados del barrio herido en la cabeza por el impacto de una bala de plomo. El hombre se encuentra aún internado de gravedad en terapia intermedia.

La policía aprovechó los desmanes organizados por estos grupos, para reprimir sin importarles que en el predio hay muchos niños y niñas. La gente de la zona sospecha que este tipo de situaciones son generadas a propósito por las fuerzas de (in)seguridad para generar una imagen de caos, miedo y enfrentamientos que legitimen la decisión del gobierno de desalojar la zona.

 “El municipio planteó una posición de no intervención escudándose en que la toma esta judicializada y que por eso no pueden intervenir, lo cual es absolutamente falso ya que como municipio tienen la responsabilidad legal y política de velar por los derechos de las personas que habitan allí” dijo Marcela Dalsanto, abogada que acompaña el reclamo, y agregó “como dato positivo se logró arrancarle el compromiso de que el miércoles 19 de agosto tienen que dar una respuesta relativa a la asistencia alimentaria y sanitaria que las familias necesitan con urgencia. Y en caso de que hubiese una reunión con Secretaria de Hábitat de la provincia las delegadas deberían estar presentes. Fue una lucha donde se nota la unidad de las personas que están exigiendo lo que les corresponde que es tener una vivienda digna”.

La situación que se está viviendo en el lugar es extrema. Son miles de personas que se encuentran hace semanas acampando bajo la intemperie, porque no les permiten ingresar materiales para levantar un lugar donde refugiarse. La mayoría se ha quedado sin trabajo a raíz de la crisis y con la cuarentena ni siquiera han podido mantener sus changas, lo cual hace imposible sostener un alquiler.

Lejos de lo que apuntan a mostrar los medios y del caos que intenta imponer la policía, las vecinas y vecinos que reclaman por su legítimo derecho a tener un lugar para vivir, se encuentran muy organizados. Han elaborado un proyecto para levantar un barrio que cuente con espacios verdes, comunitarios, de trabajo y educativos; y de manera autogestiva y solidaria se acompañan para armar ollas populares y que a nadie le falta nada.

En el comunicado que emitieron para difundir la movilización se preguntan ¿Qué es más importante? ¿La concha de golf de un country que además tiene su propio lago? ¿O seguir apoyando la construcción de barrios obreros? Aún esperan una respuesta del gobierno.