Catamarca será el escenario de la primera Cumbre Latinoamericana del agua de los pueblos, que se realizará el próximo 15, 16 y 17 de septiembre. La iniciativa es impulsada por las Asambleas Catamarqueñas en Resistencia y Autodeterminación (PUCARA) luego de un amplio debate de propuestas para la preservación del agua como bien común y necesidad vital.

El encuentro contará con la presencia de asambleas socioambientales, comunidades originarias, campesinas, afrodescendientes, feministas, artistas, estudiantes, profesionales y demás colectivos ocupados en la defensa del agua para la vida. Y se desarrollarán mesas de trabajo, talleres prácticos, charlas debate, intervenciones artísticas, feria y un plenario de cierre para acordar estrategias colectivas.

Catamarca fue la primera provincia en desarrollar un emprendimiento megaminero a cielo abierto en la década del 90, a partir de esto se abrió la puerta al modelo extractivista y al saqueo de los recursos naturales, ya que hasta el momento Argentina no contaba con una tradición minera como otros países de Latinoamérica, tales como Perú o Chile.

Este tipo de actividades producen grandes niveles de contaminación que afectan a las comunidades desde diferentes aristas. El agua es uno de los recursos más afectados, ya que se utilizan millones de litros para separar el oro de la piedra, y además los derrames tóxicos y la contaminación de las napas son muy frecuentes. Por eso no es casual que sea Catamarca el lugar elegido para que las comunidades puedan contar sus experiencias a partir de las cuales pensar líneas de acción en defensa del agua.

Una de las organizaciones sociales que participará en la convocatoria es el Frente de Organizaciones en Lucha. Este movimiento viene llevando un fuerte reclamo por el agua potable en la zona de El Caburé, Santiago del Estero.  Las 1000 familias que habitan en ese poblado y en los lugares aledaños denuncian que el agua que consumen está podrida y es de color marrón oscuro, por lo cual esta inhabilitada para el consumo humano. Muchas de las personas que habitan allí recogen y toman agua de las lagunas cercanas, es decir de los mismos lugares en los que beben los animales.

Además, los grandes productores agrarios se apropian del curso del agua y la acaparan en represas que superan el tamaño de las construidas para el pueblo y el uso público. En la pequeña represa de abastecimiento de El Caburé, la planta potabilizadora está inutilizada desde hace 35 años, por desperfectos en los motores, por inutilidad de los filtros que no se recambian y por la no aplicación de químicos necesarios (que son sin embargo ítems en el presupuesto municipal).

A esta situación se le suman los grandes niveles de desocupación que hace que la mayoría de las personas vivan de changas, mientras que el resto tiene trabajos precarios o en negro. Un trabajador municipal cobra alrededor de 1500 pesos con contratos que se renuevan mes a mes a discreción del comisionado del pueblo; la dificultad para acceder a la salud y a la educación públicas por falta de inversión, de recursos y de personal; y el mal estado de los caminos que dificultan la circulación dejando muchas veces aislados a sus pobladores.

Ante esto, las vecinas y vecinos de El Caburé han realizado diversos cortes de ruta en los cuales reclamaron por el acceso al agua potable y el mejoramiento de las condiciones de vida. Pero hasta el momento el gobierno ha dado respuestas insuficientes y ha incumplido de manera sistemática los acuerdos alcanzados con la comunidad. razón por la cual participarán en la Cumbre, para dar a conocer la situación de miles de familias y poder pensar en conjunto estrategias de acción y visibilización.

Desde los convocantes a la cumbre señalan: “Conocemos los antecedentes de mal manejo del agua por parte de los Estados quienes, bajo la consigna del ‘desarrollo’, priorizan el uso y el abuso del agua por parte de las empresas extractivistas transnacionales, dejando por fuera la decisión y el consenso de los pueblos. Nosotros venimos sufriendo las consecuencias de este ponderado ‘desarrollo’ que usa al vital elemento como medio negociable y no un bien común”. A lo que se le agrega en muchos casos, la desidia estatal y la falta de inversión para que todas las personas puedan acceder a este derecho humano básico.

Por lo tanto, los objetivos de la Cumbre son afianzar las relaciones entre los pueblos afectados por distintos tipos de actividades extractivas, aunar criterios para la lucha y la resistencia, y exigir al Estado el reconocimiento y respeto del agua como derecho humano.