El Bobadal es un pequeño poblado al noroeste de la provincia de Santiago del Estero que desde hace años sufre la falta de agua y la indiferencia por parte del Estado. Pero en la última semana la situación empeoró debido a que en el medio de una ola de calor sin precedentes, miles de familias se quedaron sin agua por completo. “Ni una gota salía del grifo” dice Sonia, integrante del Frente de Organizaciones en Lucha en dicha localidad.

A raíz de esto, desde la organización junto a vecinas y vecinas independientes se movilizaron hoy a las 6 am hacia la cooperativa de agua y luego hacia el Municipio para exigir respuestas urgentes. “Se venían tirando la pelota entre ellos” dice Sonia, “dicen que el problema era que la bomba estaba rota, que no tienen ayuda de la comisión municipal, que los socios no pagan y que no había plata para los arreglos, que la cisterna es chica y no alcanza a cubrir a todos los pueblos” y así iban pasando los días.

Desde hace algunos días la intendencia habia dispuesto un camión que repartía agua casa por casa pero que no alcanzaba para abastecer a todos los parajes cercanos. Por lo que recién hoy cuando se acercaron con la movilización fueron recibidos y lograron que la cooperativa instale la bomba y que por parte del comisionado muncipal se entable un canal de dialogo y un compromiso en trabajar de forma conjunta con la cooperativa de agua. 

El agua que llega al pueblo viene de un pozo llamado La Fortuna, pero la mayor parte de las veces estas perforaciones son realizadas por personas individuales, de forma privada. “Acá en San Pedro se había cavado un pozo pero está dentro de la finca del anterior comisionado y no lo ha donado para el pueblo por conflictos entre él y la cooperativa” cuenta Sonia, refiriéndose al paraje donde ella vive y que queda a un kilómetro de El Bobadal.

La falta de obras públicas e inversión del Estado es total, y las y los pobladores terminan a merced de la buena voluntad de si los comisionados quieren compartir con el resto sus pozos o no. La falta de agua potable es un problema que afecta a todo el norte Santiagueño, siendo esta una de las poblaciones más pobres, precarizadas y olvidadas del país.

“El merendero no se suspende por falta de agua, se busca como se puede. Los vecinos traen hielo o lo que tienen de sus casas” explica Sonia. A dicho espacio asisten alrededor de 100 niños y niñas, lo cual es un número grande para un lugar que tiene 1500 habitantes aproximadamente. Desde el FOL han tenido que luchar mucho para conseguir el terreno donde realizar el merendero, porque desde la intendencia no se les daba ninguna respuesta ni apoyo. También han tenido que pelear contra el miedo, ya que como explica Sonia “la gente tenía miedo de movilizar, porque acá es como que te ven protestando y ya después no te quieren ayudar”.

Por eso la esperanza está depositada principalmente en la organización colectiva y en la ayuda mutua entre vecinos y vecinas, porque hasta ahora la lucha es la única que les ha otorgado respuestas.