El 30 de diciembre, último día hábil del 2021, el ministerio de ambiente y desarrollo sustentable, Juan Cabandié, aprobó por decreto el proyecto de exploración sísmica en el mar argentino, que tiene como fin último, la explotación petrolera off-shore. La decisión se da en medio de un contexto de devastación total a raíz de los incendios en 11 provincias, luego del chubutazo en contra de la megaminería y luego de que la ley de humadeles pierda estado parlamentario, lo cual deja en evidencia que la política del gobierno es de saqueo y destrucción ambiental.

Este 4 de enero en decenas de ciudades del país se movilizará en contra de la medida que ya había sido suspendida en septiembre y había encontrado resistencia en las localidades costeras, con epicentro en Mar del Plata.

Una medida sin licencia social

El término “licencia social” fue utilizado por las comunidades chubutenses para referirse a que la megaminería no tenía el aval de la sociedad como actividad. Algo similar parece ocurrir en las ciudades costeras con la exploración off-shore.

La iniciativa de búsqueda de hidrocarburos en el mar argentino fue rechazada por diversos sectores que van desde la industria pesquera, organizaciones políticas y ambientales, fundaciones e institutos científicos y la sociedad civil, entre otras. La máxima expresión de descontento tuvo lugar durante la Audiencia Pública convocada por las autoridades ambientales en el mes de julio donde Equinor presentó su Evaluación de Impacto Ambiental.

En esa oportunidad, 333 oradores se pronunciaron en contra por los efectos adversos que esta actividad, en sus distintas etapas, tiene para el medio ambiente, la pesca e incluso el turismo. A favor, solo hubo 12 personas.

Un mar sin petroleras se volvió consigna de distintas movilizaciones durante el 2021, entre ellas, la marcha por la emergencia climática  Además, se elaboraron distintos documentos como los presentados por la industria pesquera el 31 de agosto que exigía un estudio ambiental más serio y que consideraba todas las medidas paliativas insuficientes.

Efectos irreversibles y sin impacto para el pueblo

Como es habitual en este tipo de proyectos, se prometen ingresos y trabajo para los habitantes. Mar del Plata, uno de los centros urbanos más importantes del país también es la capital de la desocupación, por lo que la promesa busca tocar la fibra de un pueblo hambreado.

Sin embargo, las ganancias suelen ir hacia los países de origen de las empresas que explotan el recurso, en este caso, Equinor y Shell. El trabajo nunca alcanza las cuotas prometidas y el período de tiempo de actividad suele ser reducido.

Pero además, la extracción de hidrocarburos podría afectar a dos de las principales actividades económicas de las localidades costeras: el turismo y la pesca. Los efectos sobre la fauna ya fueron advertidos por informes de científicos y de la industria pesquera. En 2009, luego de un proceso de exploración sísmica, se tardó casi dos años en volver a encontrar merluza en el Golfo San Jorge, ubicado en la zona patagónica.

El turismo, por su parte, también corre peligro: ¿quién vacacionaría en playas empetroladas? Aunque el Estudio de Impacto Ambiental de Equinor prometa medidas paliativas y un proceso seguro, lo cierto es que los riesgos de derrames son del 100%.

Desastres como el de DeepWater Horizon, en 2010, afectaron de forma terminal a miles de especies marinas así como a las localidades costeras del Golfo de México que aún no pueden recuperarse.

Hacía un modelo sustentable

Hace tiempo que la cuestión ambiental dejó de ser un tema “del futuro”: La emergencia climática es ahora y la necesidad de la transición energética es más urgente que nunca.

Si los grandes acuerdos ecológicos, como el de París de 2030, buscan reducir a la mitad las emisiones, ¿cuál es el sentido de expandir la frontera petrolera? El mar argentino corre un gran riesgo. El proyecto de exploración de Equinor es el primero de las 18 áreas licitadas por el macrismo entre 2017 y 2019. Más de 225.000 km2 de océano que hasta 2025 están en manos de capitales extranjeros.