viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº2269
Frente de Organizaciones en Lucha » Regionales » 18 nov 2021

El FOL se fortalece en los barrios de Ensenada

La primera asamblea fue “Unidad sin fronteras” y nació hace cinco años. Mientras recorriamos el barrio “el Zanjón” de Punta Lara dialogamos con Natali que nos contó el trabajo que viene haciendo la organización en el territorio.


En el Centro Comunitario además de Nati estaban Marisel, Katherine, Emiliano, Carla, Angela y Elizabeth que amasaban rosquitas para la copa de leche. “En toda la pandemia estuvimos cocinando, acá todes tenemos la segunda dosis”, cuenta la delegada y agrega que fue un requisito para que todes asistan a la jornada laboral una vez que las vacunas ya estaban en circulación.

Las compañeras comentan que están amasando 4 kilos de harina y que el día anterior hicieron 7 kilos de ñoquis de papas, “se fueron de toque y tuvimos que ponernos a hervir arroz”.

Nati deja de amasar y nos invita a conocer el terrerno que la asamblea compró a principios de año para construir el Centro Comunitario y hacer una huerta. Mientras caminabamos cuenta que nació en la Republica Oriental del Uruguay, que a los 15 años se fue a vivir a Quilmes, que hace 10 llegó a Punta Lara y cuatro que se sumo al FOL.

Ella conoció la organización a través de Gabi, que era su vecina y en su momento delegada. Las primeras tareas de la asamblea fue: empezar con el comedor, destapar las zanjas que al estar el barrio cerca del río cuando crece se inundan las casas de les vecines. Con el paso del tiempo armaron huertas y en la actualidad funciona la cuadrilla de construcción que está levantando el centro comunitario.

“Empezamos con una huerta y ahora tenemos tres, hay vecines que al verlas nos preguntan y por eso decidimos hacer la feria y vender plantines. Acá las casas tienen bastante terreno entonces pueden hacer sus propias quintas y además le vamos enseñando lo que vamos aprendiendo con les compas de ambiental”, dice Nati.

Con la plata que recaudaron de la feria van a comprar el trayecto de caño que falta para hacer llegar el agua a la huerta del nuevo terreno. “La gente del barrio está re contenta que compramos nosotres y que vamos hacer un comedor, muches vecines se han acercado a pedir semillas y plantines, están re contentos con nuestras actividades”.

Nati además participa desde hace dos años de la mesa barrial de los barrios de Punta Lara que está integrada por comedores, activistas barriales, docentes y trabajadores de la salud.

El jueves 28 de octubre fue un día caluroso, de 32 grados, y la mesa había programado una posta sanitaria en la cuadra del centro comunitario “Unidad sin fronteras”, siendo la segunda, ya que la primera se había hecho semanas anteriores en “Punta Arcoiris”, otro comedor del barrio.

“Se llenaron libretas, se hicieron las vacunaciones anuales, la vacunación de la primera dosis contra el Covid, hubo test de HIV, de Papanicolau y también hubo estudiantes de la facultad de veterinaria y de odontologia que revisaron a animales y vecines”, comentó Nati entusiasmada y además “hubo clases de zumba para ponerle onda”.

“En la campaña sanitaria nos unimos todes para la gente del Zanjón”. En la mesa barrial prima la solidaridad y el compañerismo entre los comedores y las instuciones que participan, cómo el Centro de Atención Primaria y las escuelas, forjando unidad por abajo y tirando para resolver las problemáticas del barrio. Además de ella, participa Normita -que junto a Gabi fueron las primeras compañeras del FOL en el distrito de Ensenada-, Cristina y les delegades de las cuadrillas, que se cubren para las reuniones y dividen las tareas.

En Ensenada además de “ Unidad sin Fronteras” están las asambleas “Les Pekes” y “Catela” y entre las tres suman cerca de 300 compañeres.

Cuando regresamos al comedor les compañeres ya estaban friendo las rosquitas, me invitan un mate y me sirven agua de un termo que tiene la estampa de “El decano”, por el club Olimpia de Paraguay.

“Me sacó el sombrero por las compas, acá no teniamos nada, cocinabamos a fuego, traiamos las ollas de nuestras casas. Crecimos un montón y rápido”. Y otra de las compañeras agrega, “no hay que dejar de soñar”.

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