En Capital Federal varias organizaciones impulsaron a lo largo de meses una campaña llamada “somos esenciales” para visibilizar el arduo trabajo cotidiano que llevan adelante les trabajadorxs de los comedores comunitarios. Gracias a esta presión y visibilización se logró que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta comience la vacunación. Esto contrasta con la decisión del gobierno Nacional que hasta el momento no ha dado respuesta al reclamo de los movimientos sociales.

La campaña consistió en llevar adelante ollas populares en puntos céntricos de cada barrio popular y también en otras zonas como el obelisco, con el objetivo de visibilizar el importante rol que cumplen estos espacios en un contexto de pérdida del empleo y aumento de la pobreza. Además les promotorxs de salud llevaron a cabo postas para concientizar al barrio respecto de la importancia de la vacunación y del mantenimiento de los cuidados.

Las postas de salud estuvieron acompañadas también por las promotoras de género, debido a que a raíz de las medidas de aislamiento las situaciones de violencia en los hogares recrudecieron, y las redes de acompañamiento de los movimientos sociales fueron esenciales para abordar estas situaciones.  

A medida que se desarrollaba la campaña se realizaron distintas gestiones con el gobierno de la Ciudad para insistir en que den una respuesta. La vacunación para el sector es de suma importancia para evitar que los comedores se cierren debido a los contagios, ya que esto deja a todo el barrio sin un servicio de alimentación que en muchos casos es la única comida del día para las familias.

Referentes del FOL Capital comentaron que al principio muches compañeres tenían miedo de la vacunación por la información falsa que circulaba en los medios. Esto hizo que la comisión de salud tuviera que reforzar el proceso de concientización para despejar mitos respecto a la seguridad de las vacunas.

“Todos tenemos que estar conscientes de que fue muy valioso lo que hicieron las compañeras de salud. Yo estoy súper contenta de poder tener la vacuna el día de hoy porque me deja más tranquila. Ayer cuando recibí el mensaje de las compañeras de salud se me caían las lágrimas de alegría” cuenta Carmen, del barrio Constitución, tras ser vacunada.

A su vez, Nicol Cocha una de las trabajadoras más jóvenes en recibir la vacuna remarca que “creo que sin la lucha popular no hubiera podido acceder a la vacuna” y agrega “hay que vacunarse, hay que hacer algo por nosotros mismos. Creo que la vacuna es un derecho”.

Desde el comienzo de la pandemia la desigualdad estructural se evidenció de la manera más descarnada. El impacto en las villas de emergencia y en los barrios populares dejó a la vista el abandono y la ausencia de políticas públicas integrales que hacen que miles de personas vivan en condiciones de hacinamiento inhumanas y sin acceso a derechos básicos como el agua y las cloacas, la luz, la calefacción, la alimentación y el trabajo.

Producto de la lucha, las organizaciones lograron que el Gobierno de la Ciudad reconozca el trabajo esencial que realizan en los comedores, a partir de lo cual fueron incorporados como sector estratégico para la vacunación.