jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº2275
Frente de Organizaciones en Lucha » Novedades » 14 feb 2021

Carlos Saul Menem murió impune y en libertad

A los 90 años murió el ex presidente que se encargó de profundizar a ultranza el neoliberalismo. Durante su mandato los niveles de pobreza y desocupación alcanzaron niveles sin precedentes.


Hoy a los 90 años murió el ex presidente Carlos Saul Menem. Los grandes medios de comunicación y la casta política desde Cambiemos hasta el propio presidente Alberto Fernández y varios de sus funcionarios, lamentaron su perdida y dedicaron palabras de elogio a su gestión política. Esta visión edulcorada es otra muestra más de la impunidad de la cual gozó hasta sus últimos días.

Carlos Menem asumió la presidencia bajo un discurso progresista que prometía trabajo, desarrollo y crecimiento. Pero en sus 10 años de gobierno se dedicó a desmantelar y entregar todos los recursos del país en manos de empresas multinacionales y fue el garante de la profundización del régimen neoliberal iniciado en años de la dictadura cívico militar, lo cual sumió al país en una pobreza sin precedentes.

La apertura económica y la fijación del tipo de cambio fueron dos medidas centrales que impactaron de lleno en el proceso de desindustrialización y pérdida de empleo. Las privatizaciones y la liberalización de la inversión extranjera, sumado a la ley de Reforma del Estado y la Ley de Emergencia Económica fueron el inicio de un proceso de ajuste descarnado contra la clase trabajadora. La premisa de “Nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del estado” anunciada por su ministro de Obras y Servicios Públicos, Roberto Dromi, se cumplió a raja tabla. El caso más emblemático fue el de la petrolera YPF que al privatizarse dejó a miles de personas en la calle y significó la renuncia del Estado a la gestión de un recurso estratégico para el país.

Con el traspaso de la educación y la salud a jurisdicciones provinciales se produjo el desmantelamiento y desfinanciación de estas áreas, afectando así derechos básicos del pueblo y profundizando la ola de despidos. Además, todo este proceso fue acompañado de jugosos negociados para empresarios, tanto foráneos como autóctonos, dando lugar a la llamada “patria contratista” que les permitía amasar fortunas con concesiones estatales, sean referidas a la obra pública o a la prestación de servicios. 

A su vez, la ilusión de la paridad cambiaria del 1 a 1 se sostuvo gracias a un fuerte endeudamiento que profundizó las ataduras externas pasando de U$S 61 a 145 mil millones entre 1991 y 2000. Todas estas medidas fueron acompañadas por una estrategia mediática que logró hegemonizar a sectores importantes de la población, y contó sobre todo con el aval de las burocracias sindicales de la CGT. Esta complicidad permitió que se avanzara con la flexibilización laboral que empeoró las condiciones de trabajo de grandes sectores de la población en pos de garantizar la fiesta de los ricos. Fue Menem quien también privatizó las jubilaciones y creo las AFJP, dejando a futuro sin jubilaciones a millones de personas.

Una arista que profundizó también el gobierno de Menem fue el aspecto extractivista del modelo económico. Durante su mandato, el código de minería y la sanción de distintas leyes otorgaron amplias concesiones y beneficios a las empresas. La puerta de entrada para iniciar el saqueo fue Bajo la Alumbrera, en Catamarca. En esta misma línea, durante su gobierno se impulsó la producción de soja transgénica y la utilización del glifosato para maximizar las ganancias de los grupos concentrados del campo.

Por otra parte, durante el gobierno de Menem se indultó a los genocidas de la dictadura que no habían sido alcanzados por las leyes de Obediencia debida y Punto Final del gobierno de Alfonsín, así Videla y Massera recibieron este privilegio por parte del riojano.

En lo que respecta a su política exterior, su canciller la definió como de “relaciones carnales” con Washington, y toda su política económica giró en torno a las directivas del Banco Mundial y el FMI.

Menem fue acusado de diversas causas de corrupción entre las que se destacaron la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, y fue también el responsable de obstaculizar y encubrir lo sucedido durante el atentado a la AMIA, que dejó un saldo de 85 personas asesinadas y 300 heridxs. 

En sus últimos años de vida ocupó una banca en el Senado como legislador por la Rioja. Desde allí fue un ferviente opositor a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y un poderoso aliado de los sectores antiderechos. En el debate del 2018 su voto en contra del proyecto ayudó a inclinar la balanza para que el ajustado resultado terminara inclinándose en contra de la aprobación del mismo.

Hoy el empresariado, el gobierno y la oposición enaltecen su gestión en un intento más por borrar el desastre que significó su gobierno. Para la clase trabajadora lo lamentable es que haya muerto impune habiendo sido uno de los principales responsables de la decadencia del país. Por eso, la tarea es recuperar ese pasado que dio surgimiento al movimiento piquetero al calor de la resistencia contra el avance neoliberal. Volver a levantar las enseñanzas y las banderas de esos procesos para impedir que, una vez más, quieran robarle la memoria histórica al pueblo trabajador.

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