viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº2269
Frente de Organizaciones en Lucha » Novedades » 12 ago 2020

Derechos Humanos

Defender las raíces con orgullo: el pueblo boliviano se levanta contra la dictadura

Movimientos sociales y distintas organizaciones se reunieron frente a la Embajada de Bolivia para solidarizarse con el reclamo del país vecino.


 

“Soy Marisa, del Frente de Organizaciones en Lucha, hija de bolivianos con orgullo. Venimos a la embajada a reclamar las elecciones en Bolivia, se tiene que respetar la decisión del pueblo. El pueblo quiere que vuelva la democracia” dice Marisa, hablando rápido frente a cámara. Ella junto a sus compañeras y distintas organizaciones se reunieron frente a la Embajada de Bolivia en Argentina, para desde acá visibilizar y apoyar la lucha del pueblo boliviano que se enfrenta en las calles a la dictadura de Jeanine Añez.

Marisa conoció Bolivia el año pasado, cuando luego del golpe de Estado a Evo Morales, una delegación Argentina viajó para visibilizar y denunciar la sistemática violación a los derechos humanos y la represión feroz que estaban sufriendo sobre todo los pueblos originarios, campesinos, y los trabajadores y trabajadoras más pobres de las ciudades.

Aquella fue una experiencia muy movilizadora: de la tierra de sus ancestros le sorprendió la fuerza con la cual siguen luchando a pesar de haber perdido a sus seres queridos. “Aunque no fueran del partido del MAS, la gente defendía ese proceso de cambio, porque es muy diferente la Bolivia de ahora a la de los años ’90” relata Marisa, quien creció escuchando las historias de su madre y sus hermanos acerca de una Bolivia donde en el campo no existía la luz ni las escuelas.

Su familia se trasladó a Buenos Aires, en el año 1988, a raíz de que su padre padecía mal de Chagas y los médicos le dijeron que en Argentina lo iba a atender mejor. Los recibió una tía que vivía en la villa 20, al principio la mudanza era momentánea, pero con el correr del tiempo la salud de su padre empeoró y la plata no les alcanzó para volver.

Marisa cuenta que cuando era chica se sentía un tanto ajena a la cultura boliviana, pero hubo una situación que la hizo cambiar por completo. “Una mañana salí fuera de mi casa y justo vi un señor boliviano pero de tez blanca que agredió a otro boliviano de tez morocha sin ningún motivo, le empezó a decir colla y lo insultó, lo discriminó. Entonces yo me pregunte porque lo trataba así si ambos eran bolivianos y le pregunte a mi mama. Ella me contó que en Bolivia los que son de Santacruz, Beni o Pando porque son blancos o porque tienen plata discriminan a los otros.  “Ahí me nació defender de donde provengo, de donde soy” afirma.

A partir de ese hecho comenzó a recuperar sus raíces y construyó su identidad como descendiente de migrantes bolivianos. Luego de unos años ingresó al FOL y hoy es una de las referentes de la Campaña Migrar No es Delito. “En la Campaña aprendí muchas cosas. Fue emocionante también, porque sentís que estas ayudando un montón a gente que tenía miedo de reclamar por salud o educación porque pensaban que no tenían el derecho porque no eran argentinas. Yo les explicaba que tenemos derecho porque somos trabajadores que aportamos al país y no tenemos que sentirnos mal por el lugar de dónde venimos”.

Con esa misma fuerza continua en la lucha por visibilizar lo que está sucediendo hoy en Bolivia. Marisa relata que cuando sucedió el golpe hubo algunas organizaciones que no salieron a la calle por miedo o porque no estaban preparadas para lo que estaba sucediendo, pero ahora es todo el pueblo el que está poniéndole el cuerpo a los bloqueos, incluso a pesar de que Evo Morales llamó a desmovilizar y aceptar la nueva fecha para las elecciones.

“Ahora le echan la culpa a los bloqueos por las muertes de coronavirus, pero hace 4 meses que están en cuarentena estricta y ¿no pudieron hacer nada para salvar vidas?” se pregunta indignada y agrega “en Bolivia la salud pública es mínima y cuenta con pocos recursos, lo más fuerte es el sector privado y si no tenes plata te morís”. La pandemia fue la excusa que utilizó el gobierno de Añez para posponer de manera sistemática las elecciones. Pero como explica Marisa, el déficit estructural del sistema sanitario es el que está llevando a la muerte a cientos de personas. La Sociedad Boliviana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva advirtió a principios de julio que Bolivia tiene poco más de 100 camas para Covid-19, cuando se requiere al menos siete veces más, y también se precisa duplicar la cantidad de médicos de terapia intensiva, que actualmente son 210.

Algunas personas murieron en la calle o afuera de los hospitales esperando a ser atendidas, mientras que el sistema funerario también se encuentra totalmente colapsado. Hace un mes, Juan Carlos Orellana, presidente de la Asociación de Funerarias de Cochabamba, dijo que en muchos casos hubo familias que tuvieron los cuerpos de personas fallecidas en sus casas durante varios días, con todo el riesgo sanitario que esto implica.

Esta situación fue también la que volvió a encender la bronca en el pueblo boliviano que decidió salir masivamente a las calles a defender sus derechos y a exigir el fin de la dictadura de Jeanine Añez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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